Irlanda: El "No" al Tratado de Lisboa golpea a las elites políticas y empresariales
Las privatizaciones y los derechos de los trabajadores fueron puntos clave del debate en la campaña del referendum
Kevin McLoughlin, Partido Socialista (CWI Irlanda), Dublin.
24 de junio de 2008.
Con una participación más alta de lo normal para un referendum, el 53´1%, el Tratado de Lisboa (la renombrada Constitución Europea) ha sido claramente rechazada el pasado jueves en Irlanda por un 53´4% de los votos frente a un 46´6%. Como el NO iba perdiendo en las encuestas de opinión hasta la encuesta de la última semana, el golpe ha sido todavía más fuerte para los políticos y empresarios de Irlanda.
El Gobierno, con su nuevo Taoiseach (Primer Ministro) Brian Cowen, mucha de la oposición parlamentaria, incluyendo a los laboristas, las patronales y a las organizaciones de agricultores, muchos de los líderes sindicales, la Iglesia, los medios y otras partes de las elites, todos ellos han combinado y usado sus grandes recursos para pedir el SÍ en la votación. Están totalmente sorprendidos por la derrota.
Esto es también un importante revés para los intereses de los grandes empresarios y la élite política que controla la Unión Europea (UE). "Con todo el respeto al voto irlandés, no podemos permitir que la mayoría de Europa sea víctima de la minoría de una minoría de una minoría", ha comentado Axel Schafer, líder socialdemócrata (SPD) del comité del Bundestag para Asuntos Europeos. Algunos analistas se quejan de que Irlanda, un país con menos del 1% de la población de la UE, sea capaz a "secuestrar" al resto de Europa. Pero la realidad es que si la UE fuera democrática, el Tratado de Lisboa debería haber sido sometido a votación en todos los países de la UE. Y sobre la base del NO en Irlanda y el NO dado previamente a la Constitución de la UE, podemos decir que ha sido rechazada por la clase trabajadora de muchos países. La verdadera minoría que domina la vida de millones de europeos es la diminuta clase gobernante.
El Partido Socialista (CWI de Irlanda) fue una parte importante de la campaña por el NO. Hemos combinado nuestras propias actividades independientes con la participación en la campaña más amplia, la Campaña Contra la Constitución de la UE (CAEUC, sus siglas en inglés), que ha involucrado a otros 13 partidos políticos, grupos y activistas proponiendo una posición progresista y de izquierdas. El Sinn Fein, único partido con representación parlamentaria que se oponía al Tratado, estuvo muy presente en los medios de comunicación, pero su petición principal de que el Tratado podía y debía ser renegociado, era débil y, en parte, quizá una preparación para posibles apoyos a tales tratados cuando entren en un futuro gobierno.
Papel decisivo de Joe Higgins
No es una exageración decir que el representante del Partido Socialista, Joe Higgins, tuvo un papel absolutamente decisivo en el transcurso de la campaña. Joe fue el representante más capaz del NO, enfrentándose y desenmascarando los argumentos de los representantes políticos y empresariales de las clase acomodadas. Este hecho es reconocido de forma general. En la edición de ayer del diario Evening Herald, la analista mediática y consultora, Tery Prone, citó sus diez razones de porqué el Tratado había sido derrotado y nombró a Joe Higgins como una de esas razones. "Fallaron al no darse cuenta del impacto que tienen los rebeldes como Joe Higgins. Joe Higgins es una institución. Es más que una curiosidad. Personas que no son de izquierdas se identifican con él porque lo encuentran recto, apasionado y ocurrente. Si dijo que la asistencia sanitaria estaba siendo privatizada, eso les dolió."
Durante la campaña del referendum, el SÍ argumentó que el Tratado de Lisboa abordaba principalmente la modernización de la UE cambiando las estructuras internas para que una UE más grande pudiera trabajar más eficientemente. Trataron de disminuir la importancia de los aspectos políticos, económicos y militares que contenía en este largo y prácticamente indescifrable documento.
Mientras, el Partido Socialista abordó exhaustivamente el militarismo del Tratado, nos hemos concentramos en como el Tratado facilitaba la privatización de servicios públicos vitales, como la salud y la educación, y como el Tratado significa un ataque a los sueldos, a las condiciones y a los derechos de los trabajadores.
El Tratado fue supuestamente escrito, incluyendo protocolos y demás, para dificultar el entendimiento de su contenido neoliberal y antiobrero. Esto incluye la así llamada Carta de los Derechos Fundamentales, que no añade nuevos derechos legales para los trabajadores pero que fue utilizada por los laboristas y los líderes sindicales como justificación de la campaña del SÍ.
A diferencia del último Tratado, dónde la clase acomodada votó con éxitoe por el SÍ y jugó con el mensaje de "no denegar el derecho a unirse a la UE a diez países del este de Europa", esta vez no pudieron encontrar argumentos fuertes para apoyar su campaña. Los seguidores del SÍ quisieron eludir los actuales detalles del Tratado de Lisboa y trabajar sobre la idea de que Europa ha sido buena para Irlanda, un hecho que no tiene en cuenta el cambio de las condiciones económicas y sociales que la clase obrera está experimentando en Irlanda.
El artículo 188c del Tratado, que elimina la capacidad de veto de los estados para los acuerdos comerciales que también se refieran a asuntos de salud y educación, abriría la posibilidad de que los especuladores financieros, ejerciendo su derecho, pudieran intervenir y seleccionar los aspectos más lucrativos de la salud y la educación. Estos buitres capitalistas impondrían nuevos cargas y socavarían fundamentalmente los servicios públicos vitales.
El Tratado de Lisboa continuó con la política a favor del derecho a comerciar y a "hacer negocios", en otras palabras, poniendo el derecho al beneficio y a la explotación en el centro de la UE y por delante de los derechos de los trabajadores a un salario y a condiciones justas. Así mismo facilitó a la Corte Europea de Justicia que continuara haciendo más leyes que favorezcan a las grandes empresas frente a los trabajadores (por ejemplo, los fallos de Kaval y Ruffert)
La privatización y los derechos de los trabajadores, puntos claves de la lucha
Los asuntos de la privatización y de los derechos de los trabajadores fueron los temas principales de la contienda a lo largo de la campaña. El Partido Socialista, a través de las intervenciones de Joe Higgins, ayudó a forzar que se introdujeran estos temas dentro de la agenda y también en los carteles que se pudieron ver en las ciudades clave. Dos de los carteles del Partido Socialista decían: "No a la privatización de la salud y de la educación- No a Lisboa" y "Defiende los derechos y los sueldos de los obreros- No a Lisboa". En comparación con la mayoría del resto de los carteles, que tenían eslóganes sosos y sin sentido, los nuestros lanzaron frases claras en los puntos claves y tuvieron un fuerte impacto. En un debate radiofónico, Mary Harney, Ministra de Salud, se quejó amargamente de que Joe Higgins y el Partido Socialista habían puesto carteles a lo largo de todo el país diciendo que la salud iba a ser privatizada. Un correo electrónico enviado al Partido Socialista por una votante decía: "Tengo que decir que tenía dos posturas hasta que leí su cartel. Cuando supe que el SF (Sinn Fein) era el único partido que solicitaba el NO, iba a votar por el SÍ, ya que no soy seguidora del SF. Pero sí lo soy desde hace mucho tiempo de ustedes y de todas sus opiniones, y su cartel pidiendo el NO es lo que inclinó definitivamente mi decisión".
Día tras día, la postura del SÍ, que incluía a los líderes laboristas y a los sindicales, acusó sin rodeos al Partido Socialista y al NO de "alarmismo" y declararon que los servicios y derechos estarían salvaguardados con el voto afirmativo. En este contexto, es muy significante que el Tratado fuera específicamente rechazado por los sectores claves de la clase obrera.
Durante la campaña los medios apoyaron el SÍ, tratando de socavar los argumentos en contra que estaba haciendo la campaña por el NO. Para alguna gente, pudiera parecer que la pelea se había quedado en un punto muerto, con cada queja siendo contraatacada por las campañas del SÍ y del NO. Por eso surgió la importante pregunta de si se confiaba en lo que la elite política y económica estaba diciendo sobre el Tratado. Y naturalmente, los instintos de las partes clave de la clase obrera mostraron que ellos no confían en las elites!
Después de 15 años de crecimiento económico en Irlanda, y la falta de alternativa política y lucha de masas de la clase obrera, el ánimo, la confianza y las actitudes populares se vieron afectados. Sin embargo el rechazo a Lisboa fue una clara declaración de la clase obrera. Se está aceptando abiertamente por los analistas que los resultados del referéndum muestran que la clase obrera ha vuelto a votar más que la clase media y que los sectores más ricos, en los que el Tratado es apoyado.
Hubo algunos elementos reaccionarios en el NO, tales como "Libertas", un frente creado por el multimillonario neoliberal irlandés Declan Ganley. La organización Coir fue un paraguas que unió los elementos marginales religiosos y antiaborto. A esos grupos se les dio una importancia excesiva, especialmente en la última semana de la campaña en un intento de asustar a la gente para que votara por el SÍ. Sin embargo los temas estelares de estas posturas, la amenaza de mayores impuestos a las empresas y al aborto, no tuvieron gran resonancia durante la campaña.
Los medios y el Gobierno tratan de distorsionar la victoria del NO
A raíz de la resultado, los medios y el Gobierno tratarán de distorsionar las razones de porqué la gente votó NO. Pero como una mujer dijo en un correo electrónico al Partido Socialista: "Estoy furiosa con nuestros representantes políticos. Siento que han menospreciado y empequeñecido la campaña por el NO y la inteligencia del votante irlandés. Vosotros, sin embargo, muy claramente expresasteis mis propias opiniones sobre Europa, la globalización, la privatización y la erosión de la democracia y que por lo que yo sé, son compartidas por muchos. Utilizar el tema del aborto y la recaudación para explicar el voto del NO es una vía de escape para el Gobierno para tratar de salir del problema y esto muestra el hecho de que están alejados de la vida real de la mayoría de los trabajadores irlandeses".
¿Qué ocurre ahora? Esta votación no significa que el Tratado de Lisboa este muerto. La verdad es que probablemente la clase acomodada de la UE no sabe exactamente que hacer, pero están intentando hacer algo. En su opinión, preparar a la UE para una intensificación de la competitividad con los EE.UU. y China, y la lucha por los mercados, los recursos e influencias, es vital. Si siguiendo este resultado, los respectivos gobiernos continúan con la ratificación del Tratado es como si tratarán de encontrar el camino para avanzar. Tratarán de presionar a Irlanda para votar de nuevo o amenazarán a los irlandeses con que serán "dejados a atrás".
Algunos de los partidos de la oposición que apoyaron el Tratado han dicho que se opondrían a una repetición de la votación, y claramente esta repetición pondría en serio peligro a las elites políticas de Irlanda, por lo que el Gobierno de Dublín, muy conscientemente, no ha seguido esta opción.
Lo que está claro es que la mejor consecuencia de esta victoria sería una activa respuesta de la clase trabajadora, viendo a la gente luchar en los puestos de trabajo, las comunidades, las escuelas y universidades, para construir una oposición a las políticas capitalistas neoliberales. El Partido Socialista hará todo lo que esté en su mano para ayudar a construir tales campañas y movimientos. De forma crucial, el voto expone las diferencias entre la clase obrera y la elite, incluyendo a los líderes laboristas y sindicales. Esto plantea la necesidad vital de construir un nuevo partido de masas para la clase trabajadora.
El Partido Socialista llevó a cabo un vibrante campaña por el NO, que incluyó cobertura de los medios, cartelería, distribución de decenas de miles de panfletos, puestos callejeros en muchas ciudades, prospecciones puerta a puerta y preparación de toda una serie de encuentros públicos y debates. Nuestra campaña ha desarrollado y definido el perfil nacional del Partido Socialista.
Los debates con figuras destacadas de la campaña del SÍ que organizamos en Cork, Limerick y Dublín, fueron los debates públicos más grandes sobre el tema es estas ciudades y tuvieron un fuerte impacto. La asistencia fue de 170, 100 y 200 personas respectivamente.
El Partido Socialista mantendrá, la próxima semana, los encuentros públicos en muchas ciudades y esperamos que nueva gente se nos una gracias al papel jugado por el Partido Socialista en esta importante victoria y gracias a nuestra clara alternativa socialista al capitalismo neoliberal.
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