Venezuela: RCTV y la cuestión de los medios

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Karl Debbaut, cwi London; martes, 10 de julio de 2007.

Traducido por Magec Borges, Allemania, Agosto de 2007

La decisión del gobierno venezolano de Hugo Chávez de revocar la licencia de emisión del canal de televisión pro-oposición Radio Caracas Televisión (RCTV) el pasado mayo se convirtió en objeto de crítica por parte de la prensa internacional y un blanco de todos los ataques de los partidos de la oposición al gobierno de Chávez. El senado de Estados Unidos aprobó una resolución al respecto, al igual que hizo el parlamento europeo y la presidencia alemana de la Unión Europea. A lo largo de Latinoamérica, los gobiernos de la derecha y algunos de la izquierda, junto con la prensa escrita y los demás medios de comunicación, han utilizado el asunto de RCTV como un nuevo ejemplo de que la Venezuela de Hugo Chávez se está convirtiendo en un "régimen autoritario".

La no renovación de la licencia de RCTV ha pasado a ser objeto de un debate mundial. La cuestión de la libertad de prensa, accesibilidad de los medios de comunicación y democracia, es de especial importancia para el movimiento obrero y para los socialistas revolucionarios. La actuación del gobierno de Chávez está recabando un considerable apoyo entre la izquierda de Venezuela y del mundo. Sobre todo a escala internacional, se percibe como una bofetada a un medio de comunicación reaccionario y vicioso, un sentimiento con el que cualquier socialista puede simpatizar, ya que RCTV subvencionó y cooperó activamente en el golpe de estado fraguado en Estados Unidos contra Chávez en 2002, además de estar involucrada en otros intentos de derrocar al gobierno elegido democráticamente. En un sentido más amplio, también se evidencia la hipocresía de los representantes del imperialismo, quienes pretenden abogar por la democracia y la libertad de prensa mientras que la gran empresa nunca antes ha tenido tanto poder a la hora de sofocar el debate y la discusión genuinos, y de utilizar los medios de comunicación como su exclusivo portavoz. La decisión del gobierno de Chávez de no renovar la licencia de emisión de RCTV ha sido bien recibida por varias figuras de la izquierda, como Tariq Ali y Tony Benn. El CIT está a favor de tomar los imperios mediáticos actualmente gestionados por las grandes empresas, y de que sean puestos bajo el control democrático del movimiento de los trabajadores. Sobre la base del control por parte de la clase obrera y de la distribución democrática de los recursos y la cobertura en los medios de comunicación, se podría garantizar el acceso a los medios a la gran mayoría de la población.

Este artículo analiza si las medidas de Chávez son un paso en pos de la apertura de los medios a la participación democrática de las masas, y los peligros que plantea la contraofensiva de la oposición derechista venezonala y sus simpatizantes internacionales.

Las cuestiones de la democracia, libertad de prensa, libertad de opinión y libertad de expresión, son de tal importancia en el mundo actual que requieren ser abordadas de modo más exhaustivo, especialmente en situaciones revolucionarias o semirevolucionarias. Los oponentes del régimen de Chávez han estado buscando un pretexto para intensificar su campaña contra Chávez y comenzar a reconstruir sus bases en la sociedad. La decisión de Chávez de revocar la licencia de RCTV, cinco años después del golpe de estado, ha sido inmediatamente atacada por parte de la oposición antichavista en Venezuela y los representantes del imperialismo, porque potencialmente es un asunto que esperan utilizar para minar el apoyo al gobierno bolivariano.

Portugal

No es la primera vez en la historia revolucionaria que los representantes de la reacción han empleado "cuestiones democráticas" para descarrilar o contener una situación revolucionaria. En el Portugal de 1975, bajo una situación revolucionaria mucho más favorable y desarrollada, el Partido Socialista (PS) portugués, con el respaldo de sus homólogos de Alemania Occidental, organizó una campaña internacional contra la ocupación del periódico República, favorable al PS. Los acontecimientos de Portugal contienen importantes lecciones para el movimiento de los trabajadores y la juventud en Venezuela.

En 1975, los trabajadores de la impresión y producción ocuparon las oficinas de República, un periódico que apoyaba al Partido Socialista (PS, el partido socialdemócrata), durante el gobierno del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) de Gonçalves. El MFA había organizado un golpe popular en 1974 y derribado a la dictadura más larga del mundo, liderada primero por Antonio Salazar y, luego, a partir de 1968, por Marcello Caetano. El derrocamiento de la dictadura por parte de suboficiales del ejército desató un poderoso movimiento revolucionario en la clase obrera portuguesa. Partidos políticos que durante la dictadura habían llevado una precaria existencia en la clandestinidad se convirtieron en fuerzas de masas de la noche a la mañana. Tal fue particularmente el caso del Partido Comunista Portugués (PCP), que había mantenido un pequeño aparato sustentado en el trabajo clandestino en los sindicatos.

El PS era el partido socialdemócrata liderado por Mario Soares. También éste experimentó un rápido crecimiento. Inicialmente, bajo la presión de las masas, giró hacia la izquierda. Se autoproclamaba un partido marxista que defendía las ideas de la revolución socialista y la nacionalización de las alturas dominantes de la economía. Sin embargo, movilizándose en torno a las cuestiones "democráticas", y una campaña centrada en la defensa de República, estabilizó su base y comenzó a derivar decisivamente hacia la derecha. Pronto se le reconoció como la única fuerza capaz de rescatar a Portugal para el capitalismo y se convirtió en el principal vehículo de la contrarrevolución.

La primera fase de la revolución portuguesa, a partir del derrocamiento de la dictadura por parte del MFA el 25 de abril de 1974, fue testigo de golpes y contragolpes, manifestaciones y contramanifestaciones, embargos de tierras, ocupaciones de fábricas y nacionalizaciones.

El Partido Comunista Portugués y el gobierno del MFA de Gonçalves apoyaron la ocupación de República. Esto ocurrió en un momento crucial de la revolución portuguesa. Los líderes izquierdistas del MFA, que habían adquirido prominencia bajo el gobierno de Gonçalves en 1975, estaban intentando concentrar el poder en sus manos y dirigir sus acciones hacia lo que parecía el comienzo de la construcción de una sociedad "socialista" desde arriba. El Partido Comunista Portugués respaldaba al gobierno izquierdista del MFA desde el exterior y utilizaba su influencia sobre la clase obrera organizada para consolidar su poder a base de maniobras administrativas y medidas burocráticas. Durante un tiempo, consiguió asumir el control de partes del aparato del estado, barrió en los órganos municipales y tuvo una influencia primordial sobre la prensa. En el momento en que se ocuparon las oficinas de República, la mayoría de los periódicos diarios habían pasado a ser propiedad pública como consecuencia de la nacionalización de los bancos tras el abortado golpe de estado de la derecha el 11 de marzo de 1975. El PCP no hizo ninguna tentativa de instituir un sistema democrático para designar consejos de redacción democráticos. La ocupación de República la utilizó para conseguir el control sobre el único periódico diario que aún no había dominado.

Todo este asunto fue aprovechado por el Partido Socialista portugués (coordinado internacionalmente por su partido homólogo de Alemania Occidental, el SPD) para orquestar una campaña nacional e internacional contra los líderes de izquierda del MFA y el PCP. Ésta se sustentaba en el temor de que el gobierno de izquierdas del MFA, coaligado con el PCP, pudiese llegar a instaurar una dictadura militar y concentrar el poder en sus propias manos. Se sustentaba en el temor de la clase media, el campesinado y la pequeña burguesía rural, a que el PCP instaurase un régimen unipartidista a semejanza de los regímentes estalinistas de Europa del Este y la Unión Soviética. La campaña liderada por el PS supuso un punto de inflexión en la revolución portuguesa al marcar el momento en que el PS consolidó una amplia base, que luego usó para salvaguardar Portugal para el capitalismo.

Estos acontecimientos en Portugal revelan importantes lecciones que los trabajadores en Venezuela deben extraer, y muestran cómo la contrarrevolución es capaz de salir victoriosa de una probable derrota movilizándose en torno a estas cuestiones.

Hasta ahora, Chávez ha sabido subirse a la cresta del alto precio mundial del petróleo para financiar sus reformas a favor de los pobres. Un cambio en el precio del petróleo, una caída o recesión general de la economía mundial, podrían tener profundas consecuencias para el gobierno de Chávez y para el futuro del proceso revolucionario en Venezuela. Al no haber roto con el capitalismo, nacionalizado los principales sectores de la economía, ni desarmado económica y políticamente a la clase dirigente, los movimientos sociales provocados por un empeoramiento de la coyuntura social podrían ser utilizados por la oposición de derechas de Chávez para afianzar sus bases y preparar otro intento de contrarrevolución.

La hipocresía imperialista más fina

Por supuesto, la ola de indignación que la no renovación de la licencia de RCTV ha suscitado en Washington, Londres, Berlín y Bruselas, es el culmen de la hipocresía. Los medios de comunicación, en general, nunca han sido tan poco democráticos y poco representativos como hoy en día. Tampoco han merecido tan poca confianza por parte de la gente. Esto coincide, no por casualidad, con el control casi absoluto que sobre los medios de comunicación de masas ejercen conglomerados mediáticos internacionales, que obedecen órdenes de los ricos y poderosos, y suprimen y tergiversan cualquier noticia sobre los trabajadores u otras luchas. Según estudios realizados, en 1945 más del 80 por ciento de los medios de comunicación de EE. UU. eran independientes. Actualmente, tan sólo 23 corporaciones poseen más del 80 por ciento de los medios de comunicación estadounidenses. Estos conglomerados de medios actúan cada vez más cual "policía intelectual" del capitalismo. Ellos deciden, en gran medida, qué es noticia, cómo se cubrirá y qué se supone que nosotros tenemos que pensar sobre ello.

Los activos de Time Warner, la mayor corporación mundial de medios de comunicación, supera a la suma de los productos interiores brutos de Bolivia, Jordania, Nicaragua, Albania, Liberia y Mali. Entidades como la Time Warner y la News Corporation de Rupert Murdoch se han convertido en importantes factores a tener en cuenta para aquellos políticos que quieran ganar unas elecciones "democráticas". Por poner un ejemplo, fue más importante para Tony Blair convencer a Murdoch, propietario del tabloide sensacionalista británico The Sun, entre otras publicaciones, de que él representaba una opción segura para gobernar el Reino Unido según los intereses de la clase dirigente, que tratar de convencer a una mayoría de la clase obrera de sus políticas.

La relación es bidireccional. La resolución del senado de EE. UU. que condenaba al gobierno de Venezuela por atentar contra la libertad de prensa, eludió mencionar, muy oportunamente, el bloqueo informativo practicado en los medios de comunicación propios; el organizado por la administración Bush para impedir que los medios mostraran la llegada de las bolsas y ataudes con los cuerpos de soldados muertos "regresando a casa" desde Irak.

¿Qué ocurrió con RCTV?

En Venezuela, alrededor del 95% de todos los media de comunicación (televisión, radio, y periódicos) son de propiedad privada. Están en manos de la minoría superpudiente, a la que, pese a los 8 años de gobierno de Chávez, se ha dejado campar tranquila y hacerse aún más rica gracias al boom del petróleo.

La oposición que esta élite ejerce contra Chávez no se debe a que se sienta directamente amenazada, por el momento, por el presidente y su "socialismo del siglo XXI". La oposición a Chávez existe por el potencial de la clase trabajadora y los pobres de hacer política para ellos mismos y de aprovechar las reformas en favor de los pobres de Chávez para llegar hasta el final y expropiar a aquellos que acumulan formidables fortunas mediante la explotación de las masas. Sólo están esperando al momento más propicio para derrocar al gobierno y devolver a las masas a la sumisión absoluta.

Abril de 2002 pareció ser un momento oportuno intentar de alcanzar este objetivo. El breve golpe de estado recibió el apoyo de la gran mayoría de los medios de comunicación privados. RCTV se situó en la primera línea de ofensiva, con reportajes manipulados que mostraban a manifestantes pro chavistas disparando a simpatizantes de la oposición. Trataron de vender a millones de personas algo que nunca había sucedido… y, luego, cuando las masas y el ala pro chavista del ejército rescataron al presidente, RCTV interrumpió las noticias tratando de mantener a millones de personas en la incertidumbre, cuando, en realidad, el golpe había sido derrotado.

Esto nunca se ha puesto en cuestión. Los propietarios de RCTV también estuvieron involucrados en el cierre patronal y sabotaje de la economía de 2002 y 2003. Aquélla fue otra tentativa de derrocar al gobierno. Por último, todos los canales de la oposición ejercieron una feroz campaña contra el presidente elegido en el referéndum revocatorio de 2004.

La elección del momento oportuno

¿Por qué Chávez ha tomado la decisión de revocar la licencia de RCTV ahora?

Podía haberlo hecho tras el golpe de estado frustrado en 2002, o después del cierre patronal derrotado en 2003, o incluso tras el referéndum revocatorio de 2004. Pero, lamentablemente, su reacción en aquel momento fue la de intentar hallar un compromiso, llamar a la unidad nacional e invitar a los representantes de la clase dirigente a subir a bordo. En palabras del entonces ministro del interior, Vicente Rangel, a "asumir posiciones políticas institucionales". En junio de 2004, Chávez negoció un alto el fuego mediático con el otro gran canal de la oposición, Venevisión; un trato mediado por el ex presidente de EEUU Jimmy Carter. Según los informes, el dueño de la cadena, Gustavo Cisneros (un magnate de los medios cubano-venezolano, que está entre los hombres más ricos del planeta y posee alrededor de 70 medios de comunicación en 39 países) había aceptado suavizar el tono de su propaganda antichavista a cambio de que Chávez le ayudara a conocer al presidente de Brasil, Lula. Los informativos de Venevisión se volvieron, sin duda, menos antichavistas.

la correcta elección de los momentos propicios es importante en política, y clave en un proceso revolucionario. Si Chávez hubiese actuado con decisión contra los intereses de los zares mediáticos que apoyaron el golpe, al tiempo que introducía medidas para organizar democráticamente la gestión de los medios, millones de personas lo habrían comprendido y habrían participado. Después del golpe de estado, durante el cierre patronal y la recta final del referendum revocatorio de 2004, fueron momentos de participación de masas en el proceso revolucionario de Venezuela.

Los revolucionarios socialistas están a favor de la nacionalización de los recursos (papel, prensas, emisoras de televisión, fabricantes de ordenadores, proveedores de cables) y de la redistribución democrática de estos recursos. Si los medios estuvieran organizados de manera democrática, a los partidos políticos, los grupos de presión y las campañas comunitarias se les podría asignar recursos y acceso a la televisión, radio, etc., de acuerdo con el apoyo que tengan en la sociedad (según su número de miembros, influencia, votos obtenidos las elecciones, etc.). El movimiento obrero, con sus sindicatos y partidos, organizaría la participación de las masas en este proceso mediante comités elegidos democráticamente. Con una organización tal, existiría un libre y genuino acceso democrático a los medios para todas las opiniones e ideas, incluidas las opiniones minoritarias de la sociedad.

Bajo un gobierno de los trabajadores, los medios no los utilizarían únicamente partidos políticos, sindicatos y campañas comunitarias, en detrimento del entretenimiento y la cultura. Por el contrario, se produciría un resurgir del entretenimiento y la cultura, con la inclusión de todos los talentos artísticos que se hallan actualmente excluidos de un paisaje mediático dominado por la gran empresa y Hollywood.

Los medios no tratarían de funcionar como las pantallas del "1984" de George Orwell, repitiendo constantemente el mismo mensaje dictado por el gobierno. Un gobierno de los trabajadores tendría que utilizar los medios de comunicación, incluido Internet, para involucrar al grueso de la población en un amplio debate sobre la manera en que debe organizarse la sociedad y qué problemas necesitan ser resueltos. Se debería garantizar tiempo y espacio de emisión para las opiniones minoritarias. El deseo de libertades de opinión y expresión hoy en día es tal que cualquier concesión en este sentido supondría frustrar este derecho y excluiría a la gente de la construcción de una nueva sociedad, en vez de involucrarla.

El establecimiento de unos medios verdaderamente abiertos y democráticos no puede desligarse del principal cometido de la clase obrera. Éste es el establecimiento de una economía nacionalizada, bajo el control y la gestión democrática de la clase trabajadora, y un sistema genuino de democracia obrera. Esto debería formar parte de un estudiado plan nacional para desarrollar y utilizar al máximo las fuerzas productivas con el objetivo de satisfacer las necesidades de la población.

Por desgracia, eso no es lo que ha hecho, ni lo que ha planteado como programa para el futuro, el gobierno de Chávez. En lugar de organizar y estimular la participación de la clase obrera y las masas para liberar a la sociedad del dominio de la clase dirigente venezolana y el imperialismo, Chávez y su administración han visto en ellas más bien una fuerza auxiliar a la que convocar cuando haga falta. En lugar de fundamentarse sobre la participación activa de las masas, Chávez y su administración han adoptado un enfoque de arriba a abajo.

Este enfoque se ha reflejado en el anuncio de que no se renovaría la licencia de emisión de RCTV. Con esa decisión, los concursos y telenovelas más populares han desaparecido de las pantallas en los barrios populares y sólo serán vistos por quienes pueden permitirse las conexiones por cable, satélite o Internet.

El gobierno ha concedido la licencia a un nuevo canal llamado Tves (Televisora Venezolana Social), que será ampliamente considerada un canal pro-gobierno. La oposición antichavista ha aprovechado este hecho para concentrar a sus fuerzas y organizar un pulso contra el gobierno. Tras semanas de manifestaciones en los días previos a la revocación de la licencia de transmisión, el gobierno de Chávez siguió adelante y cerró la señal de RCTV. Teniendo en cuenta que distintas encuestas de opinión indicaban que el 70% de los venezolanos no querían que RCTV desapareciera de las ondas, Chávez no hizo otra cosa que marcarse un gol en propia puerta al forzar la ejecución de una medida que no era primordial en este momento para la continuidad del proceso revolucionario en Venezuela. Si consideramos que RCTV podrá seguir transmitiendo por cable y por satélite, la efectividad de la medida es aún más cuestionable.

El que las potencias imperialistas y la oposición venezolana sean capaces de desplegar una campaña internacional contra la no renovación de la licencia de RCTV en este momento, no es algo casual. Aunque el apoyo al gobierno de Chávez aún siga siendo mayoritario, la oposición ha estado protagonizando un retorno. Esto se pudo ver ya en las elecciones presidenciales, con unos resultados relativamente buenos para Manuel Rosales, el candidato de la oposición. Lentamente, se está acumulando un enfado contra la burocratización del país, la corrupción de los políticos y funcionarios, y la ausencia de un cambio significativo en las vidas de muchos ciudadanos de a pie. El boom del petróleo y las aparentemente ilimitadas cantidades de dinero para gastar, están ralentizando, por el momento, el mecanismo de esta potencial bomba de relojería. Lamentablemente, la revocación de la licencia de RCTV, debido a su inoportunidad y la manera en que se ha realizado, supone un error táctico por parte del gobierno de Chávez que viene a beneficiar a la oposición.

La oposición, y tras ella el imperialismo estadounidense, ha obtenido oxígeno y una oportunidad para fortalecer su campaña contra Chávez. Nacional e internacionalmente, los medios de comunicación burgueses han podido desviar la atención de las reformas en favor de los pobres del gobierno venezolano, para retratarlo como un "régimen autoritario" y "dictatorial".

A lo largo de toda Latinoamérica existe una extendida admiración por los éxitos de la revolución cubana, especialmente en lo que se refiere a la sanidad y la educación. No obstante, también hay suspicacia entre las filas de los trabajadores en relación a la ausencia de derechos democráticos genuinos y el régimen de partido único. Estas suspicacias sobre Cuba también se combinan en la conciencia de las masas con una determinación aún mayor de impedir a toda costa un regreso de las dictaduras militares de derechas que bañaron en sangre al continente durante la segunda mitad del siglo XX.

La revocación de la licencia de RCTV también ha permitido a la oposición antichavista conectar este tema con el lema de su propaganda general, según el cual se está produciendo una "cubanización" lenta de Venezuela.

Tves sale a antena

La licencia de emisión que poseía RCTV ha sido concedida a una nueva cadena llamada Tves-Televisora Venezolana Social. Esta cadena emitirá programas producidos, en general, por entidades independientes. Se insiste en recalcar que la cadena no está bajo control directo del gobierno, sino gestionada por una fundación de "miembros de la comunidad", cada uno con un representante. La redacción también incluirá a un representante del gobierno. A cualquiera que haya visto televisión estatal en Venezuela le resultará difícil negar que estas cadenas son, en realidad, tan pro-gubernamentales como las privadas lo son pro-oposición. La gente teme un bombardeo de nuevos informativos del gobierno, dirigidos por ministros y burócratas que les hablan sin parar durante horas.

Sería un error defender esto como un medio más favorable a los trabajadores y más democrático, o como modelo para el futuro. Será, efectivamente, un vehículo para los informativos del gobierno. Al igual que Telesur, el canal de televisión dirigido conjuntamente por los gobiernos de Venezuela, Argentina, Cuba, Uruguay y Bolivia, se trata de un portavoz de estos gobiernos en la guerra mediática contra las cadenas pro-estadounidenses como CNN en Español. La voz independiente de las masas de trabajadores queda excluida.

Bajo el capitalismo, mientras los recursos sigan siendo propiedad privada, no es posible garantizar una prensa y unos medios libres y accesibles. Las leyes que regulan los medios en Venezuela pueden ser más liberales que en otros países, pero eso no significa que la televisión estatal u otros canales de comunicación dirigidos o influenciados por el gobierno ofrezcan una plataforma independiente para los trabajadores, o, dicho en un sentido más amplio, reflejen de manera auténtica la vidad política, cultural y social de la sociedad.

El asunto de la prensa y la libertad de información es un asunto importante. Esto viene a subrayar los argumentos que el CIT ha venido defendiendo consistentemente. Para defender el proceso revolucionario y las reformas en favor de los pobres en Venezuela, es necesario derrotar al capitalismo y comenzar a construir el socialismo. El papel de la clase obrera y sus organizaciones, organizadas de modo independiente para la defensa de sus intereses de clase, adquiere un significado fundamental en este proceso. La clase obrera, en alianza con los pobres del campo y de la ciudad, debe movilizarse y exigir un gobierno de los trabajadores y los pobres para culminar la revolución venezolana y tornarla genuinamente socialista, en lo que sería un primer paso hacia la difusión de la revolución socialista a otros países de Latinoamérica.