Bolivia: Revolución y Contrarrevolución

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La ofensiva de la derecha radicaliza a las masas y provoca ocupaciones de tierras.


Tony Saunois (CIT) y Roberto Antezana (CIT Bolivia)

Octubre 2008.

El gobierno del MAS (Movimiento al Socialismo) de Evo Morales obtuvo una aplastante victoria en el referéndum revocatorio que tuvo lugar el 10 de agosto del 2008. Obtuvo una victoria aplastante en la votación con el 67,41% del voto nacional sobre una participación del 83,33%. El referéndum revocatorio no fue un empate como clama la derecha. En las áreas cruciales de Cochabamaba y Chuquisaca que se disputaban entre las fuerzas de la izquierda y la derecha, Morales ganó con un 70,90% y el 53,88% respectivamente. Incluso en las provincias de la "media luna" controladas por la derecha, Morales obtuvo en Pando 53,50%, 49,83% en Tarija, y el 40,75% en Santa Cruz. Esto es mucho más que los votos alcanzados por Hugo Chávez y muchos más que los votos para la coalición de Unidad Popular de Salvador Allende que gobernó en Chile en 1970-73.


La aplastante victoria obtenida por Evo Morales refleja la demanda de las masas bolivianas por una transformación radical de la sociedad boliviana y su oposición al liberalismo y a la clase dominante. Esta victoria, por lo tanto, aterrorizó a las clases dominantes que temían que se incrementara la presión sobre Morales para adoptar medidas más radicales.

Tras esta victoria, las fuerzas reaccionarias de la derecha en las provincias orientales de la "media luna", iniciaron la ofensiva. La lucha entre la revolución y la contrarrevolución se intensificó dramáticamente. La necesidad de audaces medidas revolucionarias y socialistas son de una gran urgencia para derrotar la creciente amenaza de la contrarrevolución. Esta ofensiva de la derecha radicalizó a importantes partes de la clase trabajadora y de los campesinos llegándose a la ocupación de tierras.

Siguiendo a una semana de lucha intensa, actualmente hay negociaciones entre los representantes de las provincias del oriente y el Gobierno central. Aunque estas negociaciones parecen haber dado lugar a una calma temporal de la situación, no resolverán las causas subyacentes de la crisis. Es una cuestión de tiempo el que estallen más enfrentamientos. Tal es la presión de las masas que el Gobierno se ha visto obligado a arrestar al gobernador de Pando, Leopoldo Fernández, durante las negociaciones. Está acusado de contratar los sicarios que asesinaron a 16 campesinos en una manifestación a favor del Gobierno. Desafortunadamente, el fracaso de la dirección del MAS y Evo Morales para usar la victoria en el referéndum revocatorio como trampolín para continuar con la revolución y derrotar al capitalismo, permitió a las fuerzas de la reacción apoderarse de la iniciativa.


"Golpe cívico" en Santa Cruz

El 8 de septiembre se organizó un "golpe cívico" en Santa Cruz. Los edificios del gobierno central, incluidas las oficinas de impuestos, el Instituto Nacional de la Reforma Agraria y la compañía de telecomunicaciones ENTEL, fueron tomadas y saqueadas. El aeropuerto local fue asaltado y se levantaron bloqueos en las carreteras para cortar el tráfico rodado que unía con la ciudad. El acceso al aeropuerto era sólo posible atravesando puestos de control controlados por grupos de la derecha. Matones derechistas de la organización juvenil semifascista Unión Juvenil Cruceñista (UJC) entraron en la barriada pobre "Plan 3000" dónde Morales tiene un apoyo masivo. Estaban vestidos con trajes militares y aterrorizaron a niños y jóvenes. También amenazaron con cerrar las válvulas y cortar los suministros de gas a Brasil.


El "golpe cívico" reaccionario se produjo tras la masacre sangrienta de campesinos en Pando. La matanza fue llevada acabo con la involucración de terratenientes y del gobernador provincial. El número total de muertos es en la actualidad de 30, y todas las víctimas eran campesinos y seguidores de Morales.

Morales envió el ejército a la región de Santa Cruz y el país estuvo al borde de la guerra civil. Morales expulsó al embajador estadounidense por apoyar activamente las organizaciones derechistas de la "media luna". Esto fue seguido por la expulsión del embajador estadounidense de Venezuela, por Hugo Chávez, en solidaridad con Morales. El Gobierno hondureño rechazó después aceptar las credenciales diplomáticas del nuevo embajador estadounidense. EE.UU ha respondido con las expulsiones de los embajadores bolivianos y venezolanos de Washington.


Esta crisis en Bolivia ha tenido repercusiones e implicaciones regionales. Las clases dirigentes de Latinoamérica están atemorizadas con que la explosión de la guerra civil en Bolivia se extienda por todo el continente.

Por otra parte, una posible desintegración de Bolivia, con las provincias orientales de la "media luna" separándose y tomando los suministros de gas y energía, daría lugar a una serie de disputas fronterizas que involucrarían a Chile, Brasil y Argentina. Temiendo esas consecuencias, los gobiernos de Brasil, Chile y Argentina y otros más, declararon el apoyo a Morales y su oposición a la derecha de la "media luna". A través de esta intervención esperan ejercer más presión sobre Morales para que retenga el movimiento de masas y rompa los desarrollos revolucionarios. Esta presión internacional, y el inmediato balance de las fuerzas de clase en Bolivia, es por lo que seguramente la derecha ha estado de acuerdo en negociar con el Gobierno. Por ahora.


El imperialismo estadounidense ha estado claramente apoyando a las fuerzas reaccionarias de la "media luna". Significativamente, el gobierno de Bush no ha condenado o criticado el reciente "golpe cívico". La crisis en Santa Cruz explotó pocas horas de la vuelta de Branco Marinkovic, presidente del reaccionario Comité Cívico pro-Santa Cruz, de Miami. Allá se encontró con el antiguo ministro boliviano, Sánchez Berzaín. Berzaín era conocido como el "hombre duro" del depuesto gobierno derechista de Gonzalo Lozada, que fue derrocado por un levantamiento popular en 2003. Berzaín reside en la actualidad en el exilio, en Miami, y es buscado por genocida en Bolivia debido a su papel en la represión de las protestas masivas del 17 de agosto de 2003. Durante esos enfrentamientos fueron asesinados 67 manifestantes y más de 300 resultaron heridos.


Contrarrevolución planeada

La reciente ofensiva contrarrevolucionaria fue claramente planeada y preparada tras la aplastante victoria en el referéndum revocatorio. Después de esta aplastante victoria electoral, Morales anunció planes para continuar adelante con un referéndum sobre una nueva constitución en diciembre del 2008. Las reformas incluidas en este proyecto de constitución incrementarán la influencia de los indígenas, que suponen la abrumadora mayoría de la población, y también introduce importantes reformas acerca de los ingresos mínimos, pensiones y los planes de salud. De manera crucial se establecería un límite en la cantidad de tierras que pueden poseer los grandes latifundistas, ya sea de 5.000 o 10.000 hectáreas. Actualmente, muchos de los grandes terratenientes tienen cientos de miles de hectáreas de tierras. Un programa de Reforma Agraria de gran alcance, que provocará inevitablemente una fuerte lucha, sería necesario para promulgar esta cláusula en la nueva constitución. Esto fue, sin duda, uno de las propuestas que han caudado más miedo y rabia entre la derecha.

Tras el referéndum revocatorio, la derecha en Santa Cruz comenzó la ofensiva. Siguiendo a su ratificación como prefecto, Rubén Costas, denunció a Morales como "dictador" y, con un insulto claramente racista, se refirió a Morales como un "mono". Costas condenó al partido gobernante, el MAS, como un "Estado terrorista". Como una señal de los acontecimientos que explotaron en pocas semana, Costas también anunció planes para elegir una nueva Asamblea Legislativa Autónoma, y para establecer una fuerza policial paralela y una Agencia Tributaria departamental. El 15 de agosto, Costas dirigió una manifestación que terminó con sus seguidores golpeando al jefe de policía local y su suplente. La semifascista UJC, también se manifestó en el consejo local. Según las noticias, intentaron linchar al único concejal electo que es un miembro del MAS.

Esta ofensiva de la derecha ha quedado limitada hasta ahora a las provincias de la "media luna". Sin embargo estos acontecimientos son un presagio del peligro de contrarrevolución que existe. Este podría tomar la forma de un golpe de estado por las secciones disidentes de las fuerzas armadas, unidas a las provincias de la "media luna" dirigidas por la derecha.


Las iniciativas llevadas a cabo por la derecha en Santa Cruz fueron apoyadas por la oposición de la derecha, PODEMOS, en el congreso nacional. Su líder, Jorge Quiroga, declaró abiertamente que los acontecimientos en Santa Cruz fueron "un golpe democrático, un llamamiento a la guerra civil. Morales está actuando como un dictador y no como un presidente constitucional".

Las alarmas deberían sonar a raíz de la declaración del coronel retirado del ejército, Joaquín Rejas Ledesma, que hizo un llamamiento público a "mis camaradas en las Fuerzas Armadas. El papel y la responsabilidad de las Fuerzas Armadas es para cumplir con la Constitución política del Estado, respetando la propiedad privada... con una firme oposición a las luchas anarquistas de las clases sociales que están intentando desestabilizar el orden constitucional... No hay duda de que la intención del Gobierno es destruir el sistema democrático social y los derechos de la propiedad privada..." (La Opinión, 30 de agosto, 2008).

Por otra parte, la contrarrevolución podría tomar forma en las provincias de la "media luna", separándose de Bolivia, llevándose el gas y las reservas energéticas y las grandes fincas propiedad de los latifundistas. La derecha de la "media luna" ha usado la petición de una mayor autonomía, incluyendo un mayor porcentaje de los ingresos por gas y recursos energéticos, para encabezar su agenda contrarrevolucionaria.


Marxistas y el derecho a la autodeterinación

Los marxistas defienden el derecho a la autodeterminación, incluido el derecho a la secesión, si es apoyado por una mayoría del pueblo afectado. Este derecho democrático forma parte del programa revolucionario de la clase trabajadora. Sin embargo una defensa general del derecho de autodeterminación no es suficiente para los marxistas o la clase trabajadora. Es necesario también conocer la situación concreta que existe en cada situación específica. El apoyo al derecho a la autodeterminación no significa que esta demanda democrática se ponga por encima de los intereses de la clase trabajadora y de la lucha por el socialismo. Está subordinado a los derechos e intereses de la clase trabajadora como conjunto. Hay importantes ejemplos de históricas luchas de la clase trabajadora internacional que tiene lecciones para los marxistas y lecciones de cómo acercarse a este tema.


Siguiendo a la I Guerra Mundial, el Sarre (una región alemana en la frontera con Francia) fue colocado bajo dominio francés. En 1935, un plebiscito sobre su reincorporación a Alemania tuvo lugar. Aunque fue una clara cuestión nacional, Trotsky se opuso a la reincorporación del Sarre a Alemania (en ese momento) porque eso habría significado poner a la gente de la región bajo el férreo control del fascismo y habría reforzado al régimen nazi de Hitler. En otras palabras, las aspiraciones nacionales fueron subordinadas a los intereses generales de la clase trabajadora.

Durante la guerra civil rusa, que siguió a la Revolución Rusa de octubre de 1917, las fuerzas contrarrevolucionarias en Ucrania, la "guardia blanca", empuñaron la bandera de la "independencia ucraniana". Usaron sus peticiones de una forma contrarrevolucionaria, para combatir la revolución socialista. Esto se oponía a los trabajadores y campesinos políticamente más activos que saludaron la intervención del ejército rojo, desde Rusia, para ayudar a la revolución de los trabajadores y campesinos en Ucrania. Tras la victoria de la revolución, Lenin y Trotsky, antes de la aparición del régimen estalinista, apoyaron los derechos democráticos y nacionales de los ucranianos como parte de una Federación Socialista.


En la situación concreta que existe en Santa Cruz y la "media luna" la elite gobernante demanda la autonomía como forma para defender sus propios privilegios y para ganar dominio en la sociedad. En esas provincias la elite trata de gobernar con "puño de acero" y oprimir a los indígenas. Establecieron un "apartheid" boliviano. En el centro de Santa Cruz, hay bares y restaurantes que tienen señales que rechazan la entrada de indígenas. La defensa de la autonomía por la derecha reaccionaria de la "media luna" no tiene nada que ver con las aspiraciones democráticas de las gentes oprimidas que son defendidas por la clase trabajadora. La elite gobernante quiere la autonomía para continuar su explotación, para gobernar sobre los indígenas y para mantener el control sobre las reservas energéticas de gas.


Entre una parte de la clase baja pisoteada en Santa Cruz la elite gobernante tuvo un éxito parcial, sembrando la cuestión sobre este tema y siendo capaz de conseguir que algunas capas se unieran a ellos. Esto es en gran parte debido a la debilidad del programa del MAS y el Gobierno central para dirigir este tema y para ofrecer a estas gentes una alternativa en relación con las demandas democráticas nacionales o las demandas económicas de las gentes afectadas. El fallo del Gobierno para romper con el capitalismo y el patronazgo se refuerza porque ha restringido al gobierno del MAS a que es posible estos cambios dentro del sistema capitalista. Esto ha sido usado por el régimen derechista de Santa Cruz. Han prometido, por ejemplo, doblar el sueldo mínimo si se consigue la "autonomía departamental".


Al mismo tiempo, la posición real de la clase gobernante se vio durante le golpe cívico, cuando se impuso un bloqueo patronal a muchos trabajadores. La masacre de campesinos en Pando es una advertencia de lo que la autonomía significaría en realidad en la "media luna". El hecho de que más del 40% votara por Morales en Santa Cruz en el referéndum revocatorio, ilustra que grandes partes de los indígenas y pobres lo entienden así. Con un llamamiento más decisivo y claro a las masas de Santa Cruz, las bases de la derecha podrían haber sido más minadas.


En este punto, los indígenas de Bolivia no reclaman el derecho de secesión sino sus derechos culturales, lingüísticos y territoriales. Los marxistas defiendes los derechos de los guaraníes, weenhayek, tapieté, ayoreode y chaquenos para defender sus derechos culturales, lingüísticos y otros derechos indígenas, incluyendo los derechos de autonomía de esas comunidades si así lo desean. Sin embargo la clase gobernante no ofrece ese programa a estas gentes. Por el contrario, la clase gobernante busca la "autonomía" de Santa Cruz y la "media luna" con la elite teniendo mano libre para gobernar y explotar a estas y otras gentes y, por supuesto, tener también un control total sobre el gas y otras reservas energéticas concentradas en estas regiones. La democracia genuina y los derechos culturales de los indígenas de estas áreas sólo pueden asegurarse con un gobierno obrero y campesino en Bolivia y el derrocamiento del patronazgo y el capitalismo.


Negociaciones y luchas futuras

Las negociaciones que están teniendo lugar en la actualidad entre los líderes de la derecha de la "media luna" y el gobierno pueden ser una respuesta temporal pero esto no durará mucho. Los nuevos conflictos y luchas son inevitables, como conflicto de intereses subyacente entre la masa de la población y la elite privilegiada reaccionaria y que sigue sin resolverse.

El abrumador apoyo a Morales en el referéndum revocatorio reflejó la demanda de una transformación radical de la sociedad boliviana. Para cumplir estas aspiraciones y también para derrotar definitivamente la amenaza de la reacción es urgente que la lucha siga adelante, dirección a una transformación revolucionaria socialista de Bolivia.

Evo Morales disfruta de un apoyo masivo y existen altas expectativas de lo que su gobierno hará para terminar con la pobreza y la miseria que plaga la vida de la mayoría de la población, en el país más pobre de Latinoamérica. Programas sociales, como el pago hecho a todos los estudiantes escolares gracias al proyecto Juancito Pinto y la Renta Dignidad, que pretende ofrecer una mínima calidad de vida para cada niño, anciano o persona pobre, son muy populares. Han levantado grandes expectativas entre las masas. La nacionalización parcial de Petrobras, y de otros intereses de multinacionales petroleras, tuvo un gran apoyo entre la población que ahora reclama que se tomen más medidas radicales.

Sin embargo estas reformas populares, pero relativamente limitadas, no han terminado con la miserable pobreza que existe para gran parte de la población. Por el contrario han levantado el odio amargo de la clase gobernante, especialmente las propuestas de Morales para usar los recursos de los recursos de hidrocarburos que están concentrados en las provincias de la "media luna". La indignación de la clase gobernante ante estas reformas alcanzó nuevos cotas cuando se anunció la propuesta de limitar las propiedades en 5.000 o 10.000 hectáreas.


Todas estas demandas mínimas de las masas entran en colisión con los intereses de la clase gobernante, especialmente aquellas partes que se encuentran en la "media luna". El enfrentamiento de clases e intereses sociales, como han demostrado los últimos acontecimientos, son irreconciliables. La continuación del capitalismo y el patronazgo no permitirá que se mantengan las reformas que han sido implantadas y serán atacadas permanentemente. La pobreza y la falta de desarrollo de la economía boliviana no pueden ser resueltas con la continuación del capitalismo y el patronazgo. Con la base de la recesión económica mundial que se está produciendo, es incluso mucho menos que una posibilidad. La corrupción de la clase gobernante, su dominación por el imperialismo y la economía mundial, significa que no será posible desarrollar el capitalismo. Para mantener los programas de reformas sociales, para el desarrollo de la sociedad boliviana y para aumentar el nivel y la calidad de vida de las masas, es necesaria una ruptura total con el capitalismo y el patronazgo. La amenaza de la reacción significa que esta es una tarea urgente y necesaria de la clase obrera, los campesinos pobres y otros explotados por el capitalismo.


"Capitalismo humano" o un audaz programa socialista

Desafortunadamente este no es el programa de Evo Morales o del MAS. Están mirando hacia una forma más humana de capitalismo antes de la revolución socialista. Es lo que el vicepresidente Alvaro García Linera llamó "capitalismo andino" como un paso necesario antes de que se produzca la revolución socialista. Sin embargo los temas centrales en Bolivia son el desarrollo de la industria, un programa radical de Reforma Agraria, la adquisición de derechos nacionales y democráticos y la independencia respecto al imperialismo.

El gobierno está tratando de efectuar una serie de cambios y reformas que se dirigen a la mayoría de estos temas. Sin embargo esas medidas todavía dejan el poder económico concentrado en las manos de la clase gobernante. Esas reformas entran en clara colisión con los intereses de la clase gobernante que se opone intensamente a ellas porque siente que sus intereses están amenazados.


El limitado programa de Reforma Agraria llevado a cabo por el Gobierno ilustra las contradicciones que existen. Desde que Morales llegó al poder, 500.000 hectáreas de tierra han sido tomadas de los grandes propietarios y dadas a los campesinos pobres o a las cooperativas. La mayor parte es tierra de baja calidad sin usar. Cinco millones de hectáreas de tierra son propiedad de 2 millones de campesinos pobres. Sin embargo, cien familias poseen 25 millones de hectáreas. Esas cien familias no aceptarán nunca la reforma propuesta en la nueva Constitución para limitar la propiedad de la tierra entre 5.000 y 10.000 hectáreas.

Permitiendo que sea aprisionado por el capitalismo, el MAS ha entrado ya en conflicto con las demandas del movimiento de masas. Demandas de los sindicatos para garantizar una pensión estatal garantizada y la jubilación a los 55 (la esperanza de vida en Bolivia es de 62 años) fueron criticadas por el Gobierno como inviables. En el periodo previo al referéndum revocatorio, cuando algunos trabajadores convocaron huelgas y protestas para demandar estas reformas, estos fueron atacados por el Gobierno como "agentes de la derecha".


Desafortunadamente Evo Morales y el MAS están adoptando políticas encaminadas a conciliarse con la clase gobernante y llegar a un compromiso en lugar de una política y programa para derrocar a la elite. Están repitiendo los mismos fallos de Salvador Allende en Chile, a principio de la década de 1970. Allende fue mucho más lejos de lo que Morales ha hecho hasta ahora inmiscuyéndose en los intereses del capitalismo. Sin embargo mientras una serie de compañías nacionales y multinacionales fueron nacionalizadas en Chile, el capitalismo no fue derrocado. Allende intentó asegurar acuerdos con la clase gobernante y militar. Incluso metió a Augusto Pinochet dentro de su gobierno, el mismo Pinochet que lideró el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Esta política sólo dio a los capitalistas y militares tiempo para preparar la base del derrocamiento de Allende y para aplastar a la clase obrera bajo el talón de hierro de la dictadura militar.


En escenas que recuerdan trágicamente a Santiago en 1973 (cuando 500.000 trabajadores se manifestaron frente Allende pidiendo armas para luchar contra los golpistas), cientos de miles marcharon en La Paz tras la victoria de Morales en el referéndum revocatorio. Cantaban: "Evo, mano dura, mano dura". Evo Morales les respondió declarando: "Quiero aprovechar la oportunidad para saludar y expresar mi respeto por los prefectos ratificados (en la "media luna"). Respetamos las legitimidad que tenéis y os llamo a trabajar de forma unificada."

El respeto que ellos por el contrario mostraron a Morales y a la masa obrera y campesina, unas pocas semanas después, se mostró en la masacre de campesinos de Pando y el "golpe cívico" en Santa Cruz.

En lugar de enfrentar este movimiento reaccionario tomando las medidas necesarias para continuar con la revolución, a través de la movilización de las masas, el gobierno anunció que desafiaría a la reacción con "todas las medidas legales necesarias".

No hay nada incorrecto en explotar las medidas legales y parlamentarias que existen. Pero tienen que ser acompañadas por los pasos necesarios para movilizar y organizar las masas de población contra la amenaza de la reacción. Confiar simplemente en las medidas parlamentarias y judiciales en tal confrontación, es una receta para la repetición de la tragedia chilena en 1973.


Un programa de lucha

La convocatoria de manifestaciones masivas para oponerse al golpe en Santa Cruz hubiera ayudado a preparar y elevar la confianza de los obreros, los campesinos pobres y los movimientos sociales. En particular, hubiera elevado la moral de las masas en Santa Cruz para enfrentarse a la derecha. Movilizaciones masivas podrían haber sido una plataforma de lanzamiento para hacer un llamamiento a las masas, para unir a todos los movimientos sociales, organizaciones obreras y campesinas en comités de defensa y lucha en todas las poblaciones. Tales comités de lucha deberían haber sido elegidos sobre la base de los delegados elegidos y sujetos a una nueva convocatoria de las asambleas que les eligieron. Los comités locales podrían también haber elegido representantes de organizaciones ciudadanas, provinciales, regionales y nacionales para coordinar la lucha.

En Santa Cruz y a nivel nacional, las milicias de defensa democráticas para proteger a las comunidades de los ataques de los grupos paramilitares de la derecha, como la UJC, es en este momento un tema urgente para el movimiento.

Al mismo tiempo es urgente para el movimiento alcanzar a los miembros del ejército que son mayoritariamente de la clase obrera y de los pobres rurales y que simpatizan con las luchas sociales de la gente. La elección de comités de soldados y la purga de los golpistas y de los que apoyan a la derecha es esencial para frenar la victoria de la contrarrevolución.

Estos temas necesitan también unirse a la necesidad de formar un gobierno de obreros y campesinos con un programa revolucionario socialista, incluyendo la confiscación de la tierra propiedad de las 100 familias más ricas y su redistribución entre los campesinos pobres y las cooperativas de campesinos; la nacionalización de los bancos multinacionales, las empresas y las multinacionales que dominan la economía. Esos pasos, junto a la introducción de un sistema democrático de control obrero y gestión de la economía son el camino para garantizar que la reacción es definitivamente derrotada y para abrir el camino a introducir un plan democrático socialista de la economía.


Elementos importante de este programa han sido formalmente adoptados en el pasado, por la principal federación de sindicatos obreros, la COB, y por las federaciones campesinas. Tras la reciente ofensiva de la derecha, la COB y la federación campesina llamaron a la formación de milicias de defensa y a la ocupación de fincas propiedad de los latifundistas involucrados en el "golpe cívico". Esta declaración necesita ser urgentemente implementada así como otros pasos para derrocar el capitalismo y el patronazgo.

Unido a unl llamamiento a los trabajadores de Venezuela, Cuba y del resto de Latinoamérica, para unirse y luchar por el derrocamiento de sus propias clases gobernantes para crear una Federación Socialista de Estados Latinoamericanos democrática. Esos son los pasos necesarios para derrotar a la reacción y avanzar en la revolución socialista en Bolivia.