Alemania: El partido alemán Die Linke celebra su primer congreso nacional

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO on 17:19


"Hay que juzgar a Die Linke por sus actos"

Lucy Redler, de Sozialistische Alternative (CIT en Alemania).

24 de junio de 2008.

El partido Die Linke (en alemán, "La Izquierda"), fundado el pasado año, se ha convertido en la esperanza de millones de alemanes. Según un reciente sondeo, este partido obtendría el apoyo de un 15% de los votantes si se celebrasen ahora elecciones nacionales. En base a esto, se trata del tercer partido más fuerte de Alemania. En Alemania Oriental es el primero, de acuerdo con las encuestas de opinión.

En su primer Congreso Nacional, que tuvo lugar en la ciudad de Cottbus los días 24 y 25 de mayo, Die Linke decidió hacer campaña contra la medida del Gobierno alemán que retrasa la edad de jubilación hasta los 67 años. Además, Die Linke demanda un "programa de inversión para el futuro", que asciende a 50 mil millones de euros, con objeto de crear un millón de puestos de trabajo (remunerados al nivel de los salarios sindicales) en los sectores de educación, sanidad y medio ambiente.

Tales demandas distinguen a Die Linke del resto de los principales partidos de Alemania y le garantizan apoyo de amplias capas de la población. En el congreso del partido, Die Linke volvió a pronunciarse claramente en contra la guerra de Iraq; y es correctamente considerado por mucha gente como el único partido que exige la retirada de las tropas alemanas de Afganistán. En sus discursos, el líder del partido, Oskar Lafontaine, hace referencia en tono positivo a históricas figuras socialistas, como Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, y también ataca al capitalismo.

Al mismo tiempo que el partido celebraba su congreso, se hacía con un 7% en las elecciones municipales del norteño estado federal de Schleswig-Holstein, donde nunca antes había presentado candidaturas, y donde no presentó candidatura para todos los ayuntamientos. El partido socialdemócrata SPD obtuvo sus peores resultados, que descendieron hasta un 26,6%, con lo que prosigue su crisis. A los socios del SPD en la coalición del gobierno nacional, los demócrata-cristianos de Angela Merkel, les fue aún peor, pues su cuota de voto cayó del 50,8% a un 38,6%.

Pero, ¿cuánto durará el éxito de Die Linke?

A un año y medio de las próximas elecciones nacionales en Alemania, en el congreso de Die Linke se debería haber debatido sobre cuál será su posicionamiento político y estratégico en la carrera hacia las urnas. Por desgracia, las controversias políticas sólo se abordaron de manera marginal en este congreso. Pero una importante cuestión a resolver es dentro de Die Linke, es la de seguirá orientándose claramente hacia la actividad parlamentaria y la participación continuada en gobiernos con el SPD, o si el partido debería poner énfasis en organizar la resistencia contra los que tienen el poder. El próximo año, se celebrarán elecciones en muchos de los estados federados, además de las elecciones nacionales. Los dirigentes del partido están a favor de seguir participando en gobiernos, al menos a nivel de estados federados.

Una ojeada a Berlín basta para comprender la preocupación que se extiende por las bases de Die Linke. El partido participa, junto con el SPD, en el gobierno del Estado de Berlín, donde ha llevado a cabo numerosos recortes en salarios y servicios sociales. A principios de mayo, 8.000 escolares se echaron a la calle para protestar contra la política educativa del gobierno estatal –denominado "rojo-rojo" –, del SPD y Die Linke. Ahora mismo, los trabajadores del sector público hacen huelga en Berlín. Desde 2003, la administración "roja-roja" berlinesa ha rehusado aumentar los salarios de los funcionarios.

Si Die Linke colabora en el recorte de servicios sociales en otros estados o incluso a escala nacional, como socio de gobiernos liderados por el SPD, se corre el riesgo de que el respaldo al partido se torne pronto en rechazo y frustración. Por consiguiente, los miembros de SAV (Sozialistische Alternative, sección del CIT en Alemania), advierten de la posibilidad de un desarrollo similar al de Italia, donde Rifondazione Comunista sufrió una pérdida masiva de apoyo a causa de su participación en el anterior gobierno de coalición de Romano Prodi. La experiencia italiana en particular muestra que el actual éxito de Die Linke no será duradero si el partido se subordina en el gobierno a la agenda neoliberal del SPD.

Otra cuestión importante y polémica en Die Linke es la de si el partido debería ir más allá de criticar al capitalismo, y si está preparado para luchar por una sociedad socialista.

Las promesas de libertad e igualdad de Lafontaine

Oskar Lafontaine pronunció un discurso de apertura en el congreso en el que empleó frases radicales sobre la libertad y la igualdad como fundamento de una sociedad socialista. Estos comentarios contradijeron otras políticas propuestas por Lafontaine que no ponen en cuestión la permanencia del capitalismo como sistema imperante. Lafontaine se refirió, en sentido positivo, a Liebknecht, a Luxemburgo y a la Revolución Alemana de 1918. Correctamente, calificó a la dirigencia del SPD de aquella época, con Friedrich Ebert a la cabeza, de traidores a la revolución. Lafontaine citó a Ebert: "Odio la revolución como al pecado". Sin embargo, a las palabras radicales de Lafontaine le siguieron unas demandas limitadas, cuya aspiración es hacer retroceder al "capitalismo dirigido por el mercado financiero". La lógica de las demandas de Lafontaine se resume en que no necesitamos un sistema social diferente, sino que apenas se necesitan unas políticas diferentes para conseguir mejoras para la mayoría de la población. Tras las alusiones de Lafontaine al "capitalismo dirigido por el mercado financiero", reside la falsa idea de que puede haber una alternativa, el llamado capitalismo social.

Por el contrario, los miembros de SAV (CIT en Alemania) insisten en que cualquier capitalismo social es imposible debido al dominio que ejercen la exigencia de beneficios privados y la competitividad. Creemos que Die Linke debe decidir con claridad en qué lado de la sociedad de clases se encuentra, y que debe asumir el objetivo de luchar por una sociedad socialista. Lamentablemente, el principal documento del congreso, que contó con una gran mayoría de votos a favor, se limita a afirmar que el capitalismo no es el fin de la Historia.

Al mismo tiempo, la radicalidad verbal de Lafontaine, que a veces se ve empleando eslóganes como "Libertad a través del socialismo", y sus críticas a algunas de las actuaciones de líderes de Die Linke coaligados con el SPD en gobiernos regionales, le han valido al político cierta hostilidad tanto desde la clase dominante como desde el ala derecha del partido Die Linke. Un ala derecha que tampoco está precisamente contenta con la propuesta de un programa de inversión de 50 mil millones de euros. Estas tensiones dentro del partido dieron lugar a que Lafontaine fuera reelegido como co-presidente del congreso con un 78,5% de los votos –un apoyo significativamente menor que el del 87,9% que Lafontaine recibió en el congreso fundacional de Die Linke en junio de 2007–.

Participación en gobiernos

A pesar de lo urgente que es la cuestión de la participación en gobiernos, la dirigencia del partido trató de evitar el correspondiente debate en el congreso. Miembros de SAV presentaron una moción al congreso, que incluía las siguientes líneas:

"Las coaliciones con el SPD y Los Verdes sobre una base pro-capitalista, que lleven por fuerza a medidas de recortes sociales, recortes en educación, aniquilación de puestos de trabajo y privatización, no tienen, por tanto, cabida en Die Linke. Nosotros apostamos por la movilización de millones de personas para romper el poder de los millonarios y los billonarios. En este sentido, queremos organizar un partido de cientos de miles y millones de miembros y simpatizantes, que será capaz de formar un gobierno en favor de los empleados, los desempleados, los jóvenes y los pensionistas, que puede ser el punto de partida para una transformación socialista de la sociedad. Esta moción generó una prolongada discusión, e hicieron falta numerosos recuentos de votos hasta que quedó claro que el congreso no quería debatir sobre ella. Otra moción presentada por delegados de Bielefeld, que instaba a la fracción berlinesa de Die Linke a abandonar la coalición "roja-roja" (es decir, con el SPD) que gobierna en la capital, tampoco se sometió a debate.

Un delegado del Estado de Hessen se refirió al hecho de que, una vez más, la política de Die Linke en Berlín está ocasionando problemas al partido en Hessen. La sección de Die Linke en Hessen fue elegida para el parlamento estatal en enero, desde donde demanda un contrato salarial para los funcionarios de dicho estado. Ello se debe a que el gobierno estatal de Hessen abandonó la organización patronal nacional cuando estaba en manos del CDU (partido demócrata-cristiano). Sólo hay otro estado que haya abandonado la organización patronal, que es el de Berlín. Esto ocurrió bajo el mandato "rojo-rojo" de dicho estado, y abrió el camino a recortes en salarios y beneficios.

Protesta en el congreso del partido

Este fue el motivo por el que los trabajadores del sector público berlinés se manifestaron a las puertas del congreso de Die Linke. Estos trabajadores están bregando por un incremento porcentual de los salarios, lo cual les deniega el gobierno estatal "rojo-rojo". Uwe Januszewski, presidente del consejo de los trabajadores del sector público de Berlín, subrayó que Die Linke no puede pronunciar discursos de domingo en contra de los bajos salarios, mientras, al mismo tiempo, el gobierno estatal "rojo-rojo" de Berlín continúa recortando plantillas e implantando "1-Euro-Jobs" (nombre popular de una modalidad de empleo recientemente instaurada en la que se remunera al trabajador con aproximadamente un euro por hora trabajada). Estaba previsto que Januszewski se dirigiera al congreso acerca de la situación a la que se enfrentan los funcionarios, pero este evento se canceló –oficialmente, por restricciones de tiempo–.

Algunos miembros de SAV distribuyeron una octavilla en el acto de protesta de ver.di (sindicato alemán de los trabajadores del sector público), en la que se documentaba la moción a favor de la solidarización con los funcionarios que se presentaría al congreso. Werner Röpke, un representante del citado sindicato, leyó la moción en la manifestación e instó a Gregor Gysi, presidente de la sección del partido Die Linke en el Bundestag (parlamento nacional alemán), que se pronunciara sobre ella. Gysi respondió que los trabajadores deberían reconocer que "ahora, el gobierno estatal al menos habla con ustedes". El mérito de este logro –sostuvo Gyis– lo tiene Die Linke. Gysi se mostró de acuerdo con que la moción debería debatirse en el congreso, pero –bajo su punto de vista– aquélla no es viable. Pese al deseo popular, la moción no se debatió en el congreso. Röpke replicó con acierto al número de malabarismo de Gysi: "Les juzgaremos por sus actos."

Balance general

Las contradicciones que se dan entre las esperanzas depositadas en Die Linke y la realidad del primer congreso nacional de este partido, vuelven a poner de relieve lo importante que es consolidar una oposición marxista a la dirigencia de Die Linke. Tal oposición no se debería limitar a criticar verbalmente las políticas erróneas de los líderes, sino que también debería retarles políticamente en torno a asuntos fundamentales. Que el nombre del partido, Die Linke ("La Izquierda"), esté justificado dependerá de si éste se posiciona del lado de los empleados y desempleados. Si el partido no adpota una postura clara y militante a favor de la clase trabajadora, hasta el más radical de los discursos contra el capitalismo será inútil en la tarea de transformar de raíz las relaciones de poder en la sociedad alemana.

En relación a uno de los problemas más inmediatos y acuciantes que afronta la clase trabajadora, SAV (CIT en Alemania) exige que la campaña en torno a las pensiones planteada por Die Linke no se restrinja a la presentación de mociones ante el parlamento nacional. ¡Es necesaria una campaña combativa! Una que no ceje en sus críticas a que se decrete la edad de jubilación a los 67 años. Una campaña que aspire a reducir significativamente la edad de jubilación. La consecución de este objetivo implica la movilización en masa de los trabajadores, encabezada por los sindicatos y el partido Die Linke.