México: Guerra de baja intensidad contra los pueblos de Oaxaca

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El estado federal impone restricciones para eliminar a la APPO, provocando 25 muertos y 400 desaparecidos

Dirk Kozijns, Ciudad de México, Viernes 10 de Noviembre de 2006

Traducido por Mar Jiménez, Londres, diciembre 2006

El asalto militar contra los profesores y los miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca continúa. El gobierno Federal ha enviado a la Policía Federal Preventiva, una fuerza policial militar, para que sofoque el alzamiento y elimine las barricadas de la ciudad. Esta última conspiraba con fuerzas paramilitares con licencia para matar. Un balance provisional de la violencia de estado es escalofriante. Desde el comienzo de la huelga de profesores, hace cinco meses, la "democracia" mexicana ha llenado 25 bolsas de cadáveres con activistas sociales procedentes del estado de Oaxaca, mientras que 54 más resultaron heridos de bala y tienen suerte de encontrarse hoy con vida.

Ahora parece que estamos entrando en el más siniestro de los finales, donde el gobierno Federal instigó negociaciones coincidiendo con una serie de secuestros y desapariciones; ésta es la tortura china que se distribuyó a las masas. Se ha denunciado la desaparición de más de 400 personas aunque el poder judicial de Oaxaca sólo admite haber arrestado a 85, 24 de las cuales aún hoy están bajo custodia. En una entrevista francamente sincera para el periódico mexicano La Jornada, Lizbeth Caña, del Ministerio de Justicia del estado de Oaxaca habló sobre las intenciones de la élite local, declarando que la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la APPO, "es un grupo violento" que ha cometido actos que son "descritos por la ley como terrorismo". También dijo que aunque la mayoría de los pueblos de Oaxaca son de origen indígena, y no todos hablan español, "no es necesario que los oficiales de la acusación pública o los miembros de las diferentes fuerzas policiales hablen las lenguas nativas, ya que disponemos de intérpretes". Cuando se le preguntó por las acusaciones de abusos de los derechos humanos, tortura y secuestros por parte del estado, su respuesta fue que estas alegaciones habían surgido porque la gente intenta hacer uso de los estereotipos, algo que se ha ido repitiendo por todo México y no sólo en Oaxaca.

Negociaciones con el gobierno Federal

El "secretario de Gobernación" – secretario de estado - Carlos Abascal Carranza, el más alto cargo funcionario de asuntos internos en México, ha abierto las negociaciones entre el gobernador del estado de Oaxaca, Ulises Ruiz, y los representantes de la APPO. Como representante del estado Federal, a fin de cuentas está preocupado por que la calma vuelva a Oaxaca y así las autoridades federales puedan preservar la integridad de la nación. En una visita a Ulises Ruiz, intentó que éste llegara a un acuerdo con la APPO o de lo contrario dimitiera. Este último respondió que debido a que el estado mexicano no se atrevía a aplicar la ley, a pesar del hecho de que era necesario pasar a una represión aún más brutal, era el secretario del estado quien debería dimitir.

Últimamente, la postura del gobierno se ha definido. El PRI, quien sólo hace una semana pidió a Ruiz, quien es miembro del PRI, que dimitiera, ahora dice que esta decisión debe ser tomada por los habitantes de Oaxaca. La Cámara de Comercio de Oaxaca ha pasado a un primer plano por radio (CIRT) y televisión como los más claros representantes de la reacción local. Exige que el estado retome todas las estaciones de radio de las que se ha hecho cargo la APPO y que ponga en marcha medidas para cerrar toda emisora que retransmita información sobre los sindicatos o la APPO. Y todo esto mientras la estación de radio de los simpatizantes del PRI en la ciudad de Oaxaca exige abiertamente el linchamiento y el ataque a ciertos líderes y activistas de la APPO.

Demandas de la APPO

Las demandas de la APPO apenas han progresado durante los cinco meses de lucha. El sindicato de profesores empezó su huelga con la demanda por salarios más altos. Enfrentados a un gobernador de estado que se negó a hablar con los representantes del sindicato, diferentes organizaciones de la comunidad, organizaciones que representaban a los indígenas y activistas locales se unieron en la lucha y fundaron la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la APPO. Entonces exigieron la destitución del gobernador del estado de Oaxaca, Ulises Ruiz. Ahora la APPO aún organiza y negocia alrededor de este tema central y pide también la liberación de los activistas en prisión, la anulación de todas las órdenes de arresto y la salida de la PFP, la Policía Federal Preventiva. Estas demandas pueden contar con el apoyo de las masas después de que 1,5 millones de oaxaqueños se manifestaran la semana pasada. El espíritu festivo pero combativo de esta manifestación se explica porque tuvo lugar el día después de que la APPO y los estudiantes de Oaxaca hicieran retroceder a la policía tras una confrontación violenta que duró 6 horas.

Sin embargo, aparte de renunciar a la perspectiva de una renovación de las instituciones, el congreso y por último la formación de una asamblea constitutiva que redacte una nueva constitución, estas demandas no muestran una política efectiva, y mucho menos una manera de acabar con el capitalismo y construir una nueva sociedad.

Éste es el principal motivo por el que, desde el asalto militar en Oaxaca, la APPO ha estado a la defensiva y las fuerzas del estado, políticas y militares, no parecen poder controlar la situación.

La APPO contra el sectarismo

La APPO organizó una conferencia el pasado fin de semana que continuará hoy en Oaxaca. Esta iniciativa, rodeada de circunstancias enormemente difíciles y bajo la mano negra de la opresión, reunió a 3000 representantes de todo el estado de Oaxaca. El liderazgo de la APPO afirma que se ha hecho cargo de 11 municipios por todo el estado de Oaxaca y que continuará obstruyendo las carreteras principales. Esta estrategia de extender el conflicto geográficamente hará más dura la represión de la que se ha hablado.

El liderazgo de la APPO, como se espera del liderazgo de una organización elegida por el pueblo y que reúne a diferentes estratos de las clases populares, se compone de gente de distintos orígenes y clases sociales. Los líderes son más frecuentemente citados por la prensa estatal como aquéllos que están construyendo un nuevo tipo de organización. "Una organización que reúne a los representantes de los pueblos, representantes de los colectivos, sindicatos, grupos políticos y sociales, pero sobre todo representantes sin nombre procedentes de todas las barricadas, calles y municipios".

Es innegable que todo esto tiene mucho mérito, y el hecho de que participen tantas personas que no pertenecen a la organización pero que se unieron a la lucha individualmente muestra la existencia del apoyo de las masas. Por desgracia, esto parece implicar que las ideas políticas acerca de cómo llevar la lucha adelante tienen que limitarse y la lucha ceñirse a las exigencias de cada día.

Aunque la APPO conduce con determinación una lucha heroica, necesita proseguir con el desarrollo de la Asamblea de los Pueblos y discutir un programa para llevar la lucha hacia adelante. La APPO podría evolucionar a una organización de la lucha revolucionaria de la clase obrera con la confianza necesaria para hacerse cargo del control local en el estado, algo que podría hacerse extendiendo los comités locales para así llegar a todos los lugares de trabajo y comunidades. Cada uno de estos comités podría desempeñar un papel en la lucha contra el gobernador del estado, elegir delegados sujetos al derecho de revocación y hacerse cargo de las funciones del gobierno del estado con el propósito de que las masas tomen inmediatamente medidas que les permitan retomar el control de la sociedad y mejorar sus condiciones de vida.

En las manifestaciones en apoyo de la APPO, sea en Ciudad de México o en el mismo Oaxaca, se puede oír el eslogan "lucha, lucha, por los trabajadores, campesinos y el gobierno popular", un eslogan que la APPO tiene que utilizar y hacer más concreto. ¿Qué haría un gobierno popular de campesinos y obreros? ¿Qué programa necesita? Cómo y por qué sería diferente del gobierno de la élite capitalista y por qué se da el caso de que los pueblos de Oaxaca, y por extensión todo México, no confían en el liderazgo burocratizado y corrupto de los sindicatos o en los partidos del PRI, PAN o PRD. Solamente cuando se contesten estas preguntas y se vinculen a un programa socialista revolucionario, podrá la APPO llegar a las masas y mostrar por todo México un programa efectivo en su importante lucha en Oaxaca.

Este programa socialista revolucionario tendría que incluir la nacionalización de los sectores líderes de la economía bajo el control democrátrico y la dirección de los trabajadores. Un gobierno de trabajadores y campesinos propondría un plan de emergencia de empleos públicos en el estado y por todo México con el propósito de paliar el desempleo y la pobreza más absoluta. Llevaría a cabo la renacionalización bajo el control democrático de los trabajadores de la industria privada, examinando el enorme enriquecimiento, corrupción y fraude que tuvo lugar y cancelaría toda privatización fraudulenta con compensación sólo en caso de necesidad probada. Extendería los plenos derechos democráticos y culturales de los pueblos indígenas de México e implementaría un proceso inmediato de reforma de la tenencia de tierras y distribución de ésta como primera medida antes de examinar la expropiación de tierras a campesinos pobres y pueblos indígenas y conseguir una compensación de los culpables.

Algunos líderes de la APPO, en este caso el profesor Mario Cruz López y el abogado Filipe Canseco, declaran que el mejor resultado posible de la lucha sería la firma de un "nuevo pacto social" para Oaxaca. Quizás una lucha enérgica pueda conseguir algunas concesiones del estado y el gobierno central.

Sin embargo, un nuevo pacto social basado en el capitalismo no puede ni empezar a compensar por la explotación de la población local en manos de los mexicanos, el capitalismo internacional y la terratenencia. Ciertamente, a estas alturas de la lucha, cualquier ventaja que se pueda conseguir de los habitantes de Oaxaca sería inmediatamente aceptada por todos. Sin embargo, limitar nuestra visión de esta tremenda lucha a un pacto social dentro de los límites del capitalismo nos llevaría a una decepción y no nos permitiría sacar algo positivo de esta lucha para el futuro.