Bolivia: Masivas protestas en demanda de la renuncia del Prefecto derechista

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Daniel Johnson, CIT - Cochabamba, Bolivia, 25 de enero de 2007.

Dos semanas de intensas movilizaciones, protestas y bloqueos de calles llamando a la renuncia del prefecto departamental derechista (cabeza electa de la administración regional), Manfred Reyes Villa, culminaron en una Asamblea Popular el 16 de enero, en la cual representantes de los movimientos sociales, trabajadores y campesinos de Cochabamba, eligieron un nuevo "Gobierno Departamental Revolucionario".

La Asamblea Popular originalmente fue convocada por los líderes de los sindicatos y las organizaciones campesinas con el objetivo de ratificar el plan para sacar a Reyes Villa a través de canales "legales". Sin embargo, la amplia mayoría de los miles de personas presentas estuvieron abrumadoramente en contra de su propuesta, llamando en cambio a la elección inmediata de un nuevo prefecto y la toma de posesión del edifico de la Prefectura. Como resultado, los líderes originales de la Asamblea Popular retiraron su propuesta y renunciaron al control en favor de representantes de los movimientos sociales de cada una de las 16 provincias de Cochabamba. Estos representantes, entonces, se reunieron para elegir a Tiburcio Herrada, antiguo guerrillero y activista por largo tiempo, como el nuevo prefecto popular". La Asamblea Popular terminó con la toma simbólica del umbral del edificio de la Prefectura seguido por un eufórico ruedo a la plaza con Herrada a la cabeza, llevado en los hombros de sus adherentes.

No obstante, en horas, la severa oposición del gobierno centro izquierdista Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales así como las divisiones y falta de organización dentro de los movimientos mismos pusieron en cuestión la viabilidad del nuevo "Gobierno Departamental Revolucionario". Representantes del gobierno del MAS rechazaron inmediatamente la Asamblea Popular calificándola de ilegal y diciendo que "… Esas organizaciones radicales no representan a los movimientos sociales de Cochabamba porque intentan remover por la fuerza un Prefecto elegido." Además, Severo Huanta, dirigente de las Seis Federaciones de los Trópicos de Cochabamba, la poderosa federación campesina cuyos miembros constituyeron la mayor y más enérgica fuerza en las movilizaciones, también rechazó las movilizaciones diciendo, "No estamos de acuerdo con esta posición. No podemos arriesgarnos a tomar la Prefectura. Todos sabemos que es ilegal" (Los Tiempos, 1/17/2007). Herrada respondió que estos dirigentes "arrancan como ratas" frente a las exigencias revolucionarias de las masas y haciendo la pregunta, "Si es inconstitucional, ¿Para qué convocar a la Asamblea Popular en primer lugar?" (Los Tiempos, 1/18/2007).

Por el momento al menos, parece que el Gobierno Departamental Revolucionario no será capaz de establecer su autoridad y asumir el control de Cochabamba. Todas las movilizaciones cesaron el día siguiente de la Asamblea Popular y el mismo Herrada, aunque insiste en que el pueblo está unido en apoyo a las decisiones de la Asamblea Popular, parece dudando sobre como proceder frente a la fuerte oposición de los dirigentes sindicales y campesinos.

Vacío de poder

Aunque ahora hay una calma relativa, las tensiones podrían encenderse fácilmente en cualquier momento. Ahora hay un vacío de poder en Cochabamba. El Gobierno Departamental Revolucionario ha sido incapaz de asumir el control, pero Reyes Villa tampoco ha vuelto, culpando a Morales por el hecho que su integridad "no puede ser asegurada(FIND QUOTE)" y ha dejado el control a secretario general departamental Johnny Ferrel, por al menos dos semanas.

Reyes Villa espera que las tensiones se suavizarán durante este tiempo pero hay fuertes indicaciones que esto es solo un deseo. Las tensiones políticas han estado aumentando por meses y Reyes Villa está posicionado firmemente en apoyo de la oposición de derecha Boliviana.

Las movilizaciones contra Reyes Villa comenzaron el 4 de enero debido a sus planes de convocar a un referéndum sobre la autonomía (aunque Cochabamba había rechazado claramente la autonomía departamental en un referéndum solo seis meses antes) para apoyar a las asambleas populares de derecha que se realizaron en cuatro departamentos del oriente de Bolivia el 15 de diciembre. Durante esas asambleas, los prefectos de los departamentos y lideres de los "comités cívicos", con el apoyo de los principales partidos neoliberales de Bolivia y el embajador de EE.UU., declararon la autonomía de facto, declararon que ellos no respetarían ninguna Constitución a menos que fuera aprobada por mayoría de dos tercios, y anunciaron los primeros pasos para redactar su propia Constitución. Esas asambleas fueron enormes – los trabajadores del gobierno recibieron medio día de vacaciones para poder asistir y muchos otros fueron pagados para hacerlo. Esta maniobra fue percibida correctamente por los movimientos sociales como un ataque directo a la democracia boliviana y un intento descarado de la derecha de proteger sus intereses e impedir el cambio a toda costa. La decisión de declarar la autonomía es vista por sectores de la clase trabajadora y el campesinado pobre como un primer paso para la secesión de esas regiones del país ricas en recursos naturales y la declaración de independencia. Si se realizan movimientos adicionales como este, entonces hay una posibilidad de enfrentamientos más amplios que conduzcan a una guerra civil en Bolivia.

A los ojos de los movimientos sociales en Cochabamba y de amplios sectores de trabajadores, jóvenes y campesinos, el apoyo resuelto a la oposición de derecha de Reyes Villa significa que ya no puede servir como Prefecto de Cochabamba.

La movilización condujo a intensos conflictos que sirvieron para radicalizar las bases en los movimientos sociales, apartándolas de las políticas derechistas de Reyes Villa. Durante cerca de dos semanas los movimientos sociales de Cochabamba ocuparon la plaza central y la mayor parte de ese tiempo las calles de los alrededores de la plaza y todas las principales carreteras de entrada y salida de la ciudad quedaron intransitables debido a los bloqueos de calles. Los conflictos con la policía y los frecuentes lanzamientos de gases solo sirvieron para endurecer la posición de los manifestantes. La batalla más intensa con la policía tuvo lugar el 8 de enero cuando los manifestantes le prendieron fuego al edificio de la prefectura, quemaron dos automóviles frente a la prefectura, y soportaron cientos de botes de gas dispararos a la muchedumbre por la policía. De acuerdo con la prensa local, 31 personas resultaron heridas, incluidos 10 manifestantes, 11 policías, y 10 miembros de la prensa. También reportaron 20 arrestos y notablemente, el jefe local de policía fue relevado de su jefatura mientras dure una investigación de su manejo de la situación.

Choques armados

Pero la peor confrontación fue entre los manifestantes y la oposición de derecha. En el peor de los conflictos, el 11 de enero, la oposición organizó manifestaciones en lugares cerca de la plaza central. Cuando se corrió la voz que la oposición estaba planeamiento romper los bloqueos por la fuerza, trabajadores y campesinos blandiendo palos y acarreando rocas se movilizaron para defender sus posiciones contra la oposición, ella misma armada con bates de baseball , cadenas, cuchillos y por lo menos tres armas. Al final del día, dos personas habían muerto, más de 240 estaban heridas, y el ejercito fue llamado para restaurar el orden. La mayoría de los heridos eran campesinos y uno de los fallecidos era un cultivador de coca llamado Juan Ticacolque M. quien fue muerto de un disparo. Lejos de atemorizar a los manifestantes, la confrontación trajo miles de campesinos a la ciudad, los que se unieron a los llamados a la renuncia de Reyes Villa, a quien culpaban de la muerte del campesino cocalero y los numerosos heridos. Después de haber derramado sangre en su lucha contra Reyes Villa, es enteramente posible que las movilizaciones se reinicien cuando él trate de reasumir su cargo como prefecto.

La movilizaciones de masas que culminaron en la elección del Gobierno Departamental Revolucionario de Cochabamba son extremadamente importantes. Muestran que mientras el gobierno del MAS de Morales retrocede más y más de su base en los movimientos sociales, en lugar de desmovilizarse y someterse a las demandas del MAS por reformas "legales" paso a paso, los movimientos sociales están creciendo independientemente cada vez más.

El gobierno del MAS no organizó manifestaciones para confrontar las asambleas populares derechistas en diciembre y estuvo en contra del movimiento para sacar a Reyes Villa desde el comienzo.

Sin embargo algunos de sus más antiguos y seguros partidarios jugaron papeles claves en la mantención y escalada de los bloqueos. Se estima que inicialmente unos 2.000 granjeros cocaleros, cuyo principal dirigente todavía es Morales, estaban participando en los bloqueos y que después esta cifra se multiplicó, especialmente con la muerte de Ticacolque. Miles más de trabajadores, campesinos y partidarios indígenas de Morales y del MAS también tomaron parte activamente en la formación del Gobierno Revolucionario Departamental a pesar de la oposición del gobierno.

Al mismo tiempo, el hecho que inicialmente el Gobierno Revolucionario Departamental pareció incapaz de llenar el vacío de poder frente a la oposición del MAS, líderes sindicales y campesinos indican la debilidad que todavía existe. La manera como se desarrollaron los acontecimientos en Cochabamba demuestran la importancia de la preparación entre sectores más amplios de la clase trabajadora y los campesinos en Cochabamba y nacionalmente. Hay que hacer una preparación seria si los movimientos sociales, las organizaciones campesinas y las organizaciones de trabajadores se van a desarrollar como una fuerza que sea capaz de presentar una alternativa revolucionaria realmente viable a la oposición derechista neoliberal y al reformismo del MAS.

Para que esto ocurra, los movimientos sociales, los sindicatos y organizaciones campesinas locales y regionales, deberían ser transformados en comités de acción campesinos y de trabajadores en las áreas rurales y en los lugares de trabajo. Los comités tienen que tener una estructura democrática y tienen que estar vinculados a escala local, regional y nacional. Comités de trabajadores y campesinos con una organización fuerte y democrática ayudarían a garantizar que los dirigentes de los movimientos sociales verdaderamente reflejen la voluntad de sus bases e impidan la brecha existente en los momentos que llevaron a la formación del Gobierno Departamental Revolucionario, entre los líderes conservadores y las bases revolucionarias. También hubiera permitido a los movimientos sociales de Cochabamba planear de antemano un gobierno alternativo, en lugar de depender de un movimiento espontáneo de las masas para formar un gobierno revolucionario en el acto. Dado el peligro planteado por sectores de la elite y de las bandas paramilitares que ellos organizan, estos comités necesitan ser armados bajo el control democrático de las masas para la autodefensa de la clase trabajadora y de las comunidades de campesino pobres

Durante la llamada "guerra del agua" contra la privatización del agua en 2.000, el movimiento de masas intentó persuadir a las bases de la policía y el ejercito de no atacar a las manifestaciones de los trabajadores, así como asegurarse de que tuvieran los medios para defenderse contra tales ataques.

Esta tradición debería ser extendida y los comités de trabajadores y campesinos deberían intentar construir comités entre las filas de los soldados y la policía. Estos comités exigirían la elección de todos los oficiales (incluyendo el derecho de sacar a los reaccionarios), el derecho a desobedecer ordenes, y pago y condiciones decentes.

Las organizaciones regionales y nacionales ayudarían a asegurar que los movimientos departamentales reciben el apoyo de los movimientos sociales a nivel nacional. Por ejemplo, en el departamento de La Paz, la Fejuve, la Asociación de comités de vecinos de El Alto y el Central Obrera Departamental (COD), llamó a una manifestación en la capital llamando a la renuncia del prefecto, José Luis Paredes. Esto mostró que existe una base para vincular los movimientos sobre una base nacional, y usarlo como una plataforma de lanzamiento de un movimiento nacional para expulsar al capitalismo en Bolivia.

Por ejemplo, cuando los movimientos sociales en Cochabamba se movilizan a la lucha, los movimientos sociales en todo el país tienen que tener una estructura tal que les permita acudir en su ayuda y movilizar contra la oposición de derecha en sus propios departamentos.

Una organización desde la base de este tipo facilitaría que tuviera lugar una discusión y debate profundos acerca de la mejor manera de lograr los cambios fundamentales exigidos por la mayoría de la población campesina y trabajadora. Esto aumentaría a un nivel incluso más alto la independencia de los movimientos sociales de Bolivia y abriría un debate serio sobre la negativa de Morales y el MAS para movilizar su base masiva en apoyo a sus movilizaciones.

La falta de voluntad de Morales para movilizar su ponderosa base social es una seria debilidad política que es característica de su posición de conseguir cambios paso a paso, de arriba abajo.

El cree que haciendo reformas graduales desde arriba, sin movilizar a los movimientos sociales – tales como la nacionalización parcial de la industria de los hidrocarburos o expropiando solamente tierras improductivas de los grandes terratenientes – puede ganar el apoyo de la clase media, al probar su "racionalidad", mientras evita la cólera de la elite doméstica y extranjera. De esta manera, él espera tomar gradualmente la riqueza y el poder de las manos de la elite gobernante y ponerlo en manos de los pobres de forma que en el algún momento en el futuro existirá el socialismo. Pero los ataques agresivos de la derecha boliviana frente incluso a modestas amenazas a sus intereses muestra que no hay ninguna esperanza de llegar al socialismo de este modo. Esta es solo una de las indicaciones que importantes sectores de la elite están preparados para la guerra civil.

Los movimientos sociales en Bolivia están en medio de una lucha contra la oposición derechista que sigue controlando la economía, la mayoría de los medios de comunicación, sectores de la jerarquía militar, y que está alineada de cerca con las transnacionales y el imperialismo de EE.UU. Ellos usarán su poder para combatir incluso las pequeñas reformas que el gobierno de Morales y el MAS trata de pasar. Si tienen éxito en debilitar los movimientos sociales, utilizarán su poder para recuperar las conquistas que han sido ganadas mediante la lucha.

Para ganar la lucha, la clase trabajadora boliviana, los campesinos y la población indígena necesitan ser armada con la estrategia correcta. Las mismas medidas que permitirán a los movimientos sociales predominar contra la oposición de derecha también darán solución a los problemas de pobreza, hambre, desempleo, falta de vivienda, y falta de acceso a la salud y la educación que golpean a millones de bolivianos cotidianamente.

Pero ni una estrategia ganadora ni una solución a los sufrimientos de Bolivia pueden ser encontrados dentro de los limites de la lógica del capitalismo. Por esta razón el Comité por una Internacional de Trabajadores ha levantado las siguientes exigencias:

  • Por la renuncia inmediata del prefecto de Cochabamba Manfred Reyes Villa y por el control del departamento de Cochabamaba sea puesto bajo del control democrático de representantes electos, trabajadores, campesinos e indígenas, de los movimientos sociales. Sindicatos y comités campesinos.
  • Por la organización democrática de los movimientos sociales, sindicatos y organizaciones campesinas de Bolivia de comités en los lugares de trabajo, haciendas y comunidades a nivel local, regional y nacional. Por la construcción de comités entre las filas del ejercito y la policía. Por el desarrollo de comités de autodefensa armada bajo control democrático, de manera que se puedan defender de los ataques de la derecha, de manera que estas organizaciones más tarde puedan proveer la base para un gobierno democrático de trabajadores, campesinos e indígenas.
  • Por la nacionalización de todas las industrias principales en Bolivia y la ocupación de todos los grandes latifundios para que sean puestos bajo control democrático de trabajadores, campesinos y comunidades de manera que el uso de los recursos de Bolivia puedan ser decididos democráticamente por la mayoría en lugar de un puñado de bolivianos ricos y elites extranjeras, y así la oposición no podrá usar su riqueza y control del ejercito para sabotear al gobierno de trabajadores, campesinos e indígenas.
  • Por plenos derechos culturales, lingüísticos y de la tierra para los pueblos indígenas de Bolivia.
  • Por la creación de una Bolivia Socialista como primer paso y guía hacia la creación de una Confederación Socialista de Estados Latinoamericanos.

Una Latinoamérica Socialista, con una economía basada en la cooperación y participación en sus inmensos y diversos recursos naturales y humanos, es el único camino posible hacia el desarrollo económico y la única manera de asegurar que las necesidades básicas de todos los bolivianos y latinoamericanos sean satisfechas. De esta manera, la pobreza que ha plagado América Latina por más de 500 años podrá ser aliviada finalmente.