Cuba: ¿Que pasará después de Castro?

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Peter Taaffe, Socialist Party Inglaterra y Gales

Lunes 23 de octubre de 2006

El imperialismo norteamericano ciertamente espera un cambio de régimen, no sólo en el gobierno de Cuba sino también en su sistema social. En Julio, un informe especial de la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre del gobierno de Bush, reservó $80 millones de dólares (£43m) para conseguir este objetivo. De manera inquietante a diferencia de informes previos, secciones de este no fueron publicados, "clasificados por razones de seguridad", con la clara implicación de una futura intervención militar de EE.UU. en Cuba. La enfermedad de Castro provocó celebraciones delirantes entre sectores de 650.000 cubanos exiliados, especialmente la elite de ricos parásitos que saliva ante la perspectiva de retornar a "sus propiedades", lo que esperan seguirá rápidamente a la muerte de Fidel Castro.

La revolución Cubana, desde su mismo comienzo en enero de 1959, y mediante su economía planificada, permitió entrever lo que era posible para toda la humanidad como un todo si era eliminada la camisa de fuerza del latifundio y el capitalismo, Fidel Castro y Che Guevara eran entonces, y siguen siendo, figures heroicas para muchos trabajadores y jóvenes en todo el mundo.

La reputación de Cuba ha sido agrandada contra el trasfondo de la brutal ofensiva neo liberal del capitalismo mundial durante los años ’90 y la primera parte de este siglo. Los logros en salud, vivienda y educación son espectaculares cuando se los compara con los tristes registros del latifundio y el capitalismo en el mundo neo colonial. Incluso cuando la burguesía del planeta y sus secuaces tratan de usar la enfermedad de Castro como una excusa para el pillaje de Cuba y su revolución, otros, periodistas más serios se ven obligadas a reconocer los logros de Cuba.

Por ejemplo, el periódico español, El País, subrayaba recientemente el desempeño impresionante de Cuba en áreas claves. Hay 200.000 profesores en un población de 11.4 millones. Esto significa que hay un maestro por cada 57 personas, uno de los mejores ratios de profesor por alumno en cualquier parte del mundo, no digamos el mundo neo-colonial. Más aún, después del terremoto de Pakistán en 2005, Cuba envió 2.660 doctores y técnicos médicos para ayudar en las áreas más afectadas. En seis meses en Pakistán, trataron a 1.700.000 pacientes – 73% de ellos afectados por enfermedades – y llevaron a cabo 14.500 operaciones. Además de esto ofrecieron 1.000 cursos para jóvenes de las áreas más golpeadas para estudiar medicina en Cuba. Treinta y dos hospitales temporales fueron dejados por el gobierno cubano para ser usadas por el pueblo pakistaní para combatir enfermedades serias. Naturalmente esto subió el apoyo a Cuba en Pakistán. En Indonesia después del terremoto de mayo de 2005, 135 trabajadores de salud cubanos atendieron 100.000 pacientes. Dos hospitales fueron construidos y dejados por los cubanos cuando la expedición abandonó el país. Además de esto, Venezuela y Cuba han anunciado un proyecto, ‘operación milagro’, para proveer a seis millones de latino americanos con operaciones gratuitas si no las pueden pagar en los próximos diez años. Cuba también ha ofrecido 100.000 plazas en universidades cubanas para capacitar doctores latino americanos de forma gratuita.

Las clases propietarias en todo el mundo temen que este ejemplo (el producto de una economía planificada, aunque no gestionada o controlada por la clase trabajadora sino por una burocracia), será mucho más atractiva para las masas de pobres famélicos en la eventualidad de una caída en picado del capitalismo mundial.

A pesar de todos estos logros, el mantenimiento de una economía planificada, desafortunadamente, no está totalmente garantizado sobre la base actual, especialmente ante la muerte de Fidel Castro. Su enorme figura, junto con la imagen del héroe martirizado de la revolución, Che Guevara, combinadas con las sólidas conquistas de la revolución cubana, han impedido intentos previos de la contrarrevolución, incluso en las más difíciles circunstancias del ‘período especial’ de los años ’90.

Pendiendo de un hilo

Después de la restauración del capitalismo en Rusia, la antigua burocracia estalinista, que estaba en el proceso de pasar al capitalismo, causó un daño económico colosal a Cuba. Castro comentó acerca de ese período: "En ninguna época histórica se encontró un país a si mismo en la situación en la que nos encontramos nosotros, cuando el campo socialista colapsó y permanecimos bajo el bloqueo inmisericorde de los EE.UU. Nadie imaginó que algo tan seguro y estable como el sol desaparecería algún día, como sucedió con la situación de la Unión Soviética". (Fidel Castro: Una Biografía, Volver Skierka, p282) Más adelante declaró: "Nos defenderemos por nosotros mismos, rodeados por un océano de capitalismo, en este ‘período especial’ " (Ibíd., p 283) Un autor comentó recientemente: "Fue introducido el racionamiento de alimentos pero virtualmente no había mantequilla, con leche solamente para niños pequeños, gente anciana y aquellos con necesidad especial; la provisión de pan era de 250 grs. Por día. El jabón, detergente, papel para el baño y fósforos no eran vistos a menudo".

La economía declinó en 2.9% en 1990, 10% en 1991, 11.6% en 1992, y 14.9% en 1993.

La desnutrición desconocida desde el triunfo de la revolución se extendió. Las conquistas históricas de la educación y la atención médica gratuita fueron preservadas, pero un programa de austeridad brutal fue infringido a la gran masa de la población. Una de las economías más importantes fue la drástica rebaja del consumo de energía en un 50%. Como un comentador puntualizó: La sociedad cubana casi dejó de moverse, literalmente, hasta que el comandante [Castro] tuvo la idea salvadora de que la masa de la población debería moverse de vuelta al futuro en carros a tracción de caballo y bicicletas". Haciendo de la necesidad una virtud, Fidel Castro, declaró: "El período especial también tiene sus lados positivos, como el hecho que estamos entrando en la era de la bicicleta. En un sentido, eso también es una revolución".

Sin duda, andar en bicicleta fue bueno para el promedio de salud cubano, como lo era la ausencia de McDonalds y otra comida chatarra, pero este programa de austeridad en si mismo no es suficiente para satisfacer el hambre de los jóvenes y trabajadores por acceso a tecnología moderna, mercaderías modernas, condiciones de vida en alza y libertad. Obligados a contar con sus propios recursos. Cuba pudo basarse en el ingenio de su propia población con un desarrollo espectacular de la biotecnología, por ejemplo, lo que llevó a que Cuba a comienzos de los años ’90, llegara a ser "el mayor exportador mundial de tales productos, con la demanda siendo especialmente alta en los campos de regeneración de la piel e inmunización contra la meningitis, hepatitis B y otras enfermedades". Con la oposición de las multinacionales de EE.UU., y Europa, Cuba ya estaba consiguiendo ganancias en 1991 y compitiendo agresivamente como un suministrador de productos de bajo precio, especialmente a países del tercer mundo. No obstante, este sector exitoso de la producción cubana todavía sólo sumaba una participación del 3 al 5% del total de las exportaciones.

La habilidad de Cuba para competir en el Mercado farmacéutico estaba sin duda ligada a su espléndido sector de salud, un producto directo de la economía planificada. Este continúo empleando 340.000 personas y 64.000 doctores durante los años del período especial. Actualmente hay 70.000 doctores, una razón de un doctor por cada 193 habitantes, comparado con uno por cada 313 en Alemania. Castro pudo contrastar la expectativa de vida en Cuba con la de la ex Unión Soviética, que cayó drásticamente como consecuencia de la vuelta al capitalismo: "

"La expectativa de vida en la parte de la URSS que es Rusia ahora es de 56 años, 20 años menos que en Cuba, ¡20 años!" A pesar de esto, debido a su aislamiento, Cuna sigue experimentando un severo desabastecimiento incluso en el campo de la medicina.

Más aún, el desempleo, hasta entonces un fenómeno sin precedente, comenzó a aumentar, con una cifra de 8% de desempleados en una fuerza de trabajo de 4 millones. Un instituto español en la época estimó, "en Mayo de 1999 que cerca de un tercio de todos los trabajadores cubanos estaban desempleados o subempleados". En 199,9 la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de Naciones Unidas, estimaba "que en 1999 la revolución cubana alcanzó el punto en que había estado 40 años antes, en 1959". A comienzos de los años ’90, la revolución pendía de un hilo y por primera vez desde la invasión de Bahía Cochinos, la amenaza de contrarrevolución, el retorno de los antiguos latifundistas y capitalistas basados en Miami, y la dominación del imperialismo norteamericano se aproximaba.

Castro se vio forzado a hacer concesiones al "mercado", esto es al capitalismo. Mediante la "dolarización", se desarrolló una economía paralela, que resultó en privilegios relativos a los envueltos en turismo, donde eran pagados en dólares, y en sectores de "empresas conjuntas". Paradojalmente, aquellos que permanecieron firmes partidarios de la economía planificada, como los doctores, profesores etc., continuaron siendo pagados en pesos y sufrieron en consecuencia. Richard Gott, un conocido escritor de izquierda sobre Cuba, escribió que "el monopolio estatal sobre el comercio exterior fue abolido en 1992, y la Constitución fue modificada para permitir la transferencia de propiedad estatal a empresas conjuntas con socios extranjeros". Esto implicaba que Cuba esta en camino de retornar al capitalismo, si es que todavía no había llegado a ese punto.

Es verdad que una enmienda legal en 1995, incluso introdujo la posibilidad que el capital extranjero pudiera adquirir el 100% de la participación en compañías, aunque esta prácticamente se llevó a cabo raramente. El mismo Castro declaró: "No hay prescripciones rígidas. Estamos preparados para considerar cualquier tipo repropuesta". Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, esencialmente Cuba siguió siendo una economía planificada. Las operaciones de importaciones y exportaciones eran efectuadas por empresas cubanas y "otras entidades registradas en el Registro Nacional de Importadores y Exportadores dependiente de la Cámara de Comercio", debidamente autorizadas. (Informe oficial de la Cámara de Comercio Cubana) Las empresas extranjeras requerían autorización del ministerio de comercio para llevar a cabo sus operaciones.

Descontento en ebullición.

Una cierta descentralización tuvo lugar. Un estimado de 350 empresas fueron permitidas importar y exportar bajo su propia autoridad. Indudablemente este era un hueco a través del cual el capital extranjero y sus partidarios al interior de Cuba podrían encontrar una base. Pero Cuba continúo manteniendo significativas barreras no económicas y el gobierno inspeccionaba y aprobaba la mayoría de las importaciones. Castro dejo claro en 2.000 los límites de tales concesiones al capitalismo. Él remarcó al director de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza: "Como un principio general, nada será privatizado en Cuba que sea adecuado para, y por lo tanto pueda ser mantenido bajo, la propiedad de la nación o de un colectivo de trabajadores. Nuestra ideología y nuestra preferencia es que el socialismo no debería tener parecido con el egocentrismo, los privilegios y desigualdades de la sociedad capitalista. En nuestro país, nada termina como propiedad de un funcionario de alto rango, y nada se regala a compinches o amigos. Nada que puede ser usado eficientemente, y con gran beneficio para nuestra sociedad, terminará en las manos de individuos privados, ya sea Cubanos o extranjeros"

Sin embargo, no es verdad, como sostiene Castro que las desigualdades no existían en Cuba. Las denuncias periódicas y campañas contra la corrupción, el despilfarro y los privilegios, que Castro mismo ha conducido, son indicación de la situación real. De hecho, la dolarización de la economía fue un severo golpe al orgullo revolucionario y abrió divisiones en la sociedad cubana, llevando a un crecimiento adicional de una elite privilegiada. Un cambio en la ley garantizó la actividad del pequeño comercio y tuvo un efecto significativo en la creación de una pequeña burguesía relativamente prospera en las áreas urbanas. Como muchas otras reformas similares introducidas por regimenes estalinistas antes de su colapso en 1989 en Europa del Este, la antigua Unión Soviética o China, esto llevó a un florecimiento de un sector capitalista. El período austero inevitablemente generó descontento y la liberación de controles sobre el dólar fue la respuesta del régimen cubano a la presión de la población cubana desde el interior del país.

Pero esto no fue suficiente ante el desabastecimiento persistente. El descontento rampante con eso resultó en una manifestación en el centro de La Habana con varios miles de personas en agosto de 1994. La mayoría jóvenes moviéndose a través de la ciudad tirando piedras a las ventanas de los hoteles. Por primera vez se podían escuchar slogan contra Castro: "¡Ya es suficiente! ¡Queremos libertad! ¡Abajo Fidel! Ellos fueron confrontados por 300 policías disparando tiros de advertencia al aire y una confrontación mayor pareció anunciarse hasta que "de pronto el máximo líder en persona [Castro apareció] en la escena con un gran cortejo y se lanzó el mismo a la discusión con los jóvenes. La multitud inmediatamente se calmó, lo escuchó y se dispersó". Este es un ejemplo impresionante de la colosal autoridad de Castro y la revolución tenía entonces y probablemente todavía disfruta. En esa ocasión fue suficiente para prevenir que la protesta se esparciera envolviendo un movimiento más amplio. El descontento sigue existiendo pero fue forzado una vez más a la clandestinidad.

Drásticas medidas contra la corrupción

Aunque la economía cubana se ha recuperado, parcialmente como resultado de la ayuda económica de la Venezuela de Hugo Chávez, tratos comerciales con China, etc. Desabastecimientos, combinados con corrupción, todavía existe y fueron abiertamente reconocidos por Castro en vísperas de su enfermedad. Apoyándose en 30.000 jóvenes, los trabajadores sociales, Castro lanzó una "batalla de ideas" para mantener el régimen actual en Cuba y, en particular, la movilización de vigilantes contra la corrupción. Esta fuerza, partidaria de Castro y la revolución, sería similar a la movilización de la Guardia Roja de Mao Ze Dong en la Revolución Cultural de 1966. Antes de su enfermedad, con la satisfacción de los beneficios económicos provenientes del turismo, así como la benevolencia del régimen venezolano, Castro estaba envuelto en el proceso de recentralización y reducción de las concesiones pro capitalistas hechas en los años ’90. Él también era conciente de las consecuencias para Cuba si él ya no estaba en la escena. En especial, estaba preocupado sobre la corrupción que fluiría inevitablemente del sistema económico de tres niveles. Por lo tanto él se involucró en una versión cubana de la Revolución Cultural de Mao Ze Dong, aunque obviamente no en la misma escala ni con los mismos métodos brutales de lumpen.

Cinco de las 14 provincias vieron reemplazados a sus funcionarios máximos del Partido Comunista. Lo mismo en el ministerio de industria liviana, educación superior, y auditoria y control. Algunos de los 21 miembros de la Comisión Política fueron despedidos abruptamente por "errores", que incluyeron "abuso de autoridad" y "ostentación". En un discurso en la Universidad de La Habana, Castro describió una pintura de sobornos extendidos a través del sistema bajo control estatal. Dijo que esto estaba poniendo en peligro el sistema "comunista". "Podemos destruirnos a nosotros mismos y será nuestra propia culpa". Los "Trabajadores Sociales" estudiantes vestidos de negro o con poleras rojas, fueron movilizados, por ejemplo en estaciones de gasolina, para controlar la venta de recursos escasos de petróleo. Este ejercicio reveló que, previamente, cerca de la mitad de todo el petróleo vendido no era contabilizado.

Pero la pregunta que naturalmente sale es: ¿Cómo es que, en una Cuba socialista "democrática", tal escala de corrupción puede ser revelada súbitamente? Siguiendo esto, los nuevos "guardias rojos" cubanos han sido "movilizados" en "misiones" para auditar compañías estatales, donde descubrieron "hurto desenfrenado". Secciones de las Fuerzas Armadas también han sido incorporadas en "deberes contra el soborno". El ejercito ahora esta a cargo de la gestión de puerto, donde se descubrieron containeres completos perdidos cuando civiles estaban a cargo. Castro obviamente está obsesionado por el ejemplo de la caída de la Unión Soviética y espera desarrollar un sistema que pueda prevenir a Cuba de seguir un camino similar.

No obstante, el cuchillo desafilado de las brigadas de estudiantes y de choque no resolverá el problema. Los problemas de corrupción, soborno y burocratismo no son cuestiones de papeleo o de unos pocos delitos menores. El mismo carácter de la sociedad cubana, donde el poder está concentrado en las manos del funcionariado del estado, el ejército y el Partido Comunista Cubano, lleva inevitablemente al abuso. A comienzos de los años ’90, enfrentada con la situación económica catastrófica, la dirección cubana, encabezada por Fidel Castro, abrió una discusión sobre la Constitución y enmiendas constitucionales para la Asamblea Nacional, incluyendo una forma de elecciones directas. Sin embargo, esto fue en el contexto de un solo candidato para cada lugar en el parlamento. Este candidato debería ser leal al partido, que debería haber pasado a través de "una fina peineta". En el mejor de los casos, era una forma de "democracia", que permitía a los votantes seleccionar un candidato de una lista de un solo partido. Al mismo tiempo, los miembros del Comité Central, Comisión Política y el Consejo de Estado, finalmente estaban sujetos a la voluntad y al veto, si era necesario, de Fidel Castro.

Este ejercicio si resultó en la reducción de la burocracia – por ejemplo, los miembros del partido fueron reducidos en dos tercios, el número de las secretarías del Comité Central fueron reducidas de 19 a nueve – pero esto no resolvió fundamentalmente el problema del poder concentrado en las manos de una elite burocrática, en la cual muchos disfrutan de una existencia privilegiada en comparación a la masa de la población. Castro mismo, a pesar del alegato reciente de la revista Forbes de que él era uno de los hombres más ricos del planeta, no es corrupto personalmente, y no lleva una existencia abiertamente privilegiada. Pero el problema no es sólo de un hombre o de un pequeño número de hombres y mujeres, entregados al mantenimiento de la economía planificada, sino el hecho que el poder real está en manos de una elite vertical. La gran mayoría de los trabajadores son apartados, en el mejor de los casos "consultados", pero sin poder, control y gestión real invertidos en ellos.

Democracia Obrera

Setenta años atrás, en La Revolución Traicionada, en relación con la Unión Soviética, León Trotsky planteo la pregunta: "¿Devorará la burocracia al Estado Obrero, o la clase trabajadora barrera a la burocracia?... el temor de la burocracia es que al expulsar a la burocracia se abrirá el camino a la restauración capitalista" (p215, Dover Publications) Para amplios sectores de la población, esto probablemente resume el estado de ánimo en Cuba hoy día. Pero el descontento está creciendo, especialmente entre la nueva generación; 73% de la población cubana nació después del triunfo de la revolución en 1959. Esta alienación de la nueva generación puede llevar, como señaló un comentarista, en el largo plazo a una "revolución sin herederos". Castro no parece reconocer el problema, ni él ni el grupo a su alrededor es capaz de implementar medidas para garantizar las conquistas de la revolución. Él ha declarado: "No creo que sea realmente necesario tener más de un partido… ¿Cómo podría nuestro país haber permanecido firme si se hubiera dividido en diez pedazos?... Creo que la explotación de un ser humano por otro debe desaparecer antes de de se pueda tener verdadera democracia.

Sin embargo, sin una real democracia obrera --- el fin del monopolio del partido único, elecciones justas a genuinos consejos obreros con el derecho de todos (incluidos los Trotskistas) a presentarse en la elecciones, control estricto sobre los ingresos, y con el derecho de revocar todos los funcionarios electos --- la revolución cubana está en peligro, especialmente si Fidel Castro está fuera de la escena. Cuba no es un Estado "socialista". Incluso un Estado obrero sano, con democracia obrera, en un país o en unos pocos países, sería transicional entre el capitalismo y el punto de partida del socialismo

Cuba no es un Estado obrero sano como era entendido por Lenin y Trotsky, y aceptado generalmente por los marxistas que los han seguido. Tampoco es un Estado "obrero" con deformaciones burocráticas", como algunos han argumentado recientemente. Tal tipo de régimen existió en la primera época después de la revolución rusa entre 1917 – 23. Los bolcheviques, en palabras de Lenin, debido al atraso de Rusia, habían sido forzados a apoderarse de "la vieja maquinaria del estado zarista con un delgado barniz de socialismo". Este problema solo podría ser superado sobre la arena mundial con la extensión de la revolución Rusa. En el Estado que existía incluso después de 1923, Trotsky y la Oposición de Izquierda lucharon por "reformas", medidas para reducir las "deformaciones burocráticas". Sin embargo, la consolidación de la elite burocrática, personificada por el ascenso de Stalín, planteó la cuestión no ya de la "reforma" sino de la eliminación del Estado Estalinista y de la burocracia si Rusia iba a avanzar hacia el socialismo.

Cuba y su revolución tienen muchas características diferentes de la revolución Rusa, y Castro no era Stalín, como hemos explicado en otras partes (véase Socialism Today No.89, y el libro, Cuba: Socialism and Democracy). Pero la existencia de una casta definida, una burocracia, con intereses propios, que ahora se contraponen al mantenimiento de la revolución cubana y sus avances ulteriores, es confirmado por el temor de Castro por el futuro y las medidas que inició contra la burocracia dantes de caer enfermo. Cuna es lo que Trotsky llamó un "estado obrero deformado", una economía planificada, pero con el poder en manos de una casta privilegiada de burócratas. A partir de la caracterización de Cuba como meramente "un estado obrero con deformaciones burocráticas", algunos sostienen que lo que se necesitan son "reformas" y no una "revolución política". Pero la experiencia histórica ha demostrado que una capa gobernante, privilegiada, de la sociedad, es conciente de su poder y luchará por retenerlo, algunas veces mediante el uso de los medios más despiadados.

La necesidad de una revolución política en Rusia, adelantada por Trotsky, fue una descripción científica de lo que era necesario para liberar a la economía planificada, del puño de una burocracia derrochadora y codiciosa. No era un programa cotidiano de acción, con los "Trotskistas" en Rusia presionando para salir a las calles y proclamar la "revolución política". Ellos reclamaban una democracia "obrera".

El punto de partida del socialismo sería un nivel más alto de producción y técnica que el nivel más alto alcanzado por el capitalismo hasta ahora. Esto significa que los comienzos del socialismo implicarían un nivel más alto de técnica y por lo tanto de condiciones de vida que en los EE.UU., lo cual sólo es posible mediante un plan mundial de producción controlada por la clase trabajadora. No obstante, en ausencia de democracia obrera, la transición al socialismo en un Estado o en un número de Estados es imposible y podría llevar, como señala el ejemplo de la Unión Soviética, no al socialismo sino a la degeneración y, finalmente, al colapso y la vuelta al capitalismo. El verdadero peligro para un estado obrero aislado, como comentó Trotsky, reside no tanto en una invasión militar como en "las mercaderías baratas en el tren de carga del imperialismo". Un inmenso ingreso de turistas, particularmente, millones de los Estados Unidos, con dólares en sus bolsillos, plantearía grandes problemas a Cuba y fortalecería los elementos del capitalismo que ya existen.

Divisiones en el régimen.

Pero, debido a la estupidez del imperialismo norteamericano, especialmente en los años ´90 bajo la administración de Clinton, con la introducción de la legislación Helms-Burton, una Cuba aislada, sitiada, podría no haber sido capaz de mantenerse y disfrutar la posición que tiene hoy en día. Esta legislación dejó fuera la posibilidad de que en el futuro un gobierno cubano pudiese endosar por medios parlamentarios, la confiscación de la industria y la propiedad de los años ´60, como fue hecho por el gobierno capitalista de Alemania cuando ésta se reunificó. En ese entonces, Alemania ratificó todas las expropiaciones de tierras hechas por el Estado sobre 100 acres en Alemania del Este, que las autoridades de ocupación de la Unión Soviética llevaron a cabo después de la Segunda Guerra Mundial.

Si la legislación Helms-Burton fuera implementada al pie de la letra, esto cerraría la posibilidad para una Cuba capitalista en el futuro, puesto que para "el futuro desarrollo de Cuba, un retorno a las viejas relaciones de propiedad, sería tan catastrófico como la obligación de pagar una compensación a los valores actuales". (Fidel Castro: A Biography, Volker Skierka, p.313)

Como lo ha señalado otro analista "La legislación Helms-Burton es una ley BLUNT para la custodia sobre el futuro de Cuba: su propósito no es la democratización del sistema político y sus instituciones, sino una reapropiación de la isla por sus vecinos del norte. Un retorno de grandes bloques de la economía cubana a las corporaciones privadas norteamericanas que no sólo significarían la restauración de las (poco deseables) condiciones existentes antes de la revolución. El pueblo de la isla todavía tendría que soportar el peso del interés, y del interés sobre el interés, por las próximas generaciones, mientras que los verdaderos beneficiarios incluirían a los descendientes de los mafiosos que adquirieron sus posesiones por medio de la violencia y la represión, corrupción, robo, evasión de impuestos, y la completación de dudosos reclamos de propiedad". (ibid, p314)

La legislación Helms-Burton, también tiene el efecto de reforzar las "rigideces" del sistema cubano, en el sentido de que incluso aquellos burócratas que desearon ver el desmantelamiento de la economía planificada "observan ante ellos sólo un profundo precipicio sin espacio en el cual implementar reformas con dignidad".

Y hay divisiones dentro de la élite burócrata de Cuba. Hay un sector que desea "abrirse" al capitalismo en una forma "democrática". Hay indudablemente otra ala que luchará para mantener la economía planificada. Los marxistas, tal como lo defendiera Trotsky, buscarán un bloque de principio con esta capa de la burocracia y el liderazgo cubano y movilizar una resistencia de las masas cubanas ante cualquier amenaza de retorno al capitalismo. Pero, debido a su propia naturaleza, este bloque inevitablemente planteará la cuestión de cómo liberar Cuba de la mano muerta de la burocracia funcionaria como un medio de salvaguardar la revolución. Algunos marxistas han planteado la cuestión de abandonar la idea de la revolución política para remover a la élite burocrática. En su lugar, adelanta frases acerca de la democracia obrera. Pero esto es demagogia total. La idea de una revolución política y de la democracia obrera es la misma. Mientras Trotsky dio apoyo crítico a esta u otra medida con la cual la élite burocrática estaba preparada para defender las economías planificadas para sus propios fines, esto no significó el abandono de la idea de la revolución política. Él señaló que "La revolución contra la cual la burocracia se está preparando no será social, como la de 1917. Esta vez no es cuestión el cambiar las bases económicas de la sociedad, de reemplazar ciertas formas de propiedad con otras formas. La historia también ha conocido por todos lados no sólo revoluciones sociales que sustituyeron el régimen feudal por el burgués, sino también revoluciones políticas que, sin destruir las bases económicas de la sociedad barrieron una vieja costra dominante superior (1830-1848 en Francia, Febrero de 1917 en Rusia, etc.)."

El reemplazo de una casta privilegiada que indudablemente existe en Cuba por una democracia obrera, no tiene que ser necesariamente violento pero tendrá que ir profundo, dando a las masas un verdadero control y capacidad de gestión, en lugar de un control vertical como el ejercido por el liderazgo cubano actual, aún cuando sea implementado por líderes carismáticos. La democracia obrera en Cuba, extenderá su mano de amistad a las masas latinoamericanas. Casi inmediatamente, una verdadera confederación democrática de trabajadores podría ser formada entre Cuba Y Venezuela, especialmente si se completa la revolución en este último país, y lo mismo con Bolivia. Este camino es la única esperanza para mantener las conquistas de la revolución cubana. Sin una economía planificada, Cuba será lanzada al reproceso de décadas y las expectativas de la revolución socialista en América Latina y en todo el mundo sufrirán un severo golpe. El mantenimiento de esta Revolución no debería ser dejada en las manos de un hombre, o en un grupo de hombres y mujeres, sino en una clase trabajadora cubana levantada, políticamente consciente.