Irlanda del Norte: Seis años de lucha de los trabajadores despedidos del aeropuerto pidiendo justicia
Los líderes sindicales juegan sucio con los trabajadores
Peter Hadden, Partido Socialista (CIT Irlanda), Belfast.
5 de junio del 2008.Viernes 11 de abril, 17:00 horas: Miles de trabajadores abandonan sus puestos de trabajo para engrosar el tráfico de la hora punta de Belfast e irse a casa, lo que se parece mucho a cualquier otro viernes. Pero para los tres delegados sindicales despedidos del aeropuerto, Gordon McNeill, Madan Gupta y Chris Bowyer, que protestaban fuera de la Cámara de Transporte, es cualquier cosa menos un viernes normal. Tras cinco días en huelga de hambre y en el caso de Madan y Gordon, tras haber pasado también tres días sin agua, los delegados sindicales vieron como los líderes del sindicato abandonaron el edificio, caminando como si ellos no estuvieran allí, por lo que se preparan mentalmente para la continuación de su protesta el fin de semana y para empezar una segunda semana de huelga.
Cinco días antes, los delegados sindicales llegaron a la Cámara de Transportes equipados con una bandera, sacos de dormir, una pequeña tienda de campaña y una escalera. Subieron al toldo de la parte delantera del edificio. Estaban allí debido al fracaso del sindicato para cumplir el acuerdo que habían alcanzado con ellos el anterior septiembre. En aquel momento, el Secretario General del sindicato, Tony Woodley, había prometido que éste se haría cargo de los considerables gastos legales en los que los trabajadores habían incurrido en sus prolongadas, pero finalmente exitosas, batallas legales contra la empresa ICTS.
Un tribunal laboral ratificó la protesta de los líderes sindicales afirmando que la ICTS les había despedido a causa de sus opiniones sindicales y de sus creencias políticas socialistas. Una decisión que favorece a todos los activistas sindicales ya que hace más difícil a las empresas despedirles.
Tony Woodley también prometió que el sindicato se encargaría de los gastos legales de cualquier recurso, ya que la ICTS trataría de dar la vuelta a la decisión. También se comprometió a pagar las indemnizaciones de los trabajadores por el mal manejo del problema que había hecho el sindicato desde el primer día. Una propuesta de indemnización, dijo, se haría en los siguientes 7 días.
Siete meses después, ni una sola de estas promesas se han cumplido. Sólo una parte de la factura legal del tribunal ha sido pagada, dejando a los trabajadores con una cifra imposible de hasta 70.000 libras esterlinas que deberían poner de su propio bolsillo. El sindicato también ha renegado de su promesa de financiar los costes de cualquier apelación. La reunión propuesta con los abogados para hablar acerca de sus honorarios no ha tenido lugar. Los abogados abandonaron el caso, dando potencialmente una victoria al ICTS por defecto. En cuanto a la indemnización, no se ha ofrecido ni un penique.
Para los delegados sindicales esto significaba que la derrota legal que habían inflingido a ICTS podría ser revocada y todo lo que les quedaría tras seis años de luchas serían agobiantes facturas legales. No es sorprendente, que en este ambiente decidieran empezar la protesta.
Los líderes sindicales juegan sucio con los trabajadores
Si los líderes sindicales hubieran elegido hablar con ellos y se hubieran acercado con firmes garantías de pagar las facturas pendientes, la protesta podría haber terminado rápido. Después de todo, los sindicalistas no piden más que lo ya se pactó hace siete meses.
En lugar de ello, el Secretario General, Tony Woodley y el Secretario Regional de Irlanda, Jimmy Kelly, decidieron jugar sucio en un intento de desanimarles. Sólo pocas horas después de iniciar la protesta la policía llegó, convocada por Jimmy Kelly, con instrucciones de que los protestantes debían ser arrestados si no abandonaban el edificio.
Ante esta circunstancia los delegados sindicales estuvieron de acuerdo en bajar del toldo y continuar la protesta en la acera, fuera de la Cámara de Transportes. Gordon McNeill y Madan Gupta estaban tan enfurecidos por la acción del sindicato que, ignorando las razones de sus seguidores, decidieron llevar la protesta a una huelga de hambre y sed.
Mientras tanto, el sindicato también aumentó la presión con una campaña de desinformación deliberada. Se emitió una declaración a los medios y se distribuyó ampliamente un correo electrónico afirmando que la cuestión de los costes legales había sido resuelta y que la razón de la protesta era que el sindicato no quería aceptar la petición de los sindicalistas de "un millón de libras" de indemnización.
La declaración se refiere a las "amistosas" discusiones sobre los costes legales que se produjeron el viernes anterior al comienzo de las protestas entre los abogados del sindicato y el equipo legal de los sindicalistas, discusiones que de hecho nunca habían tenido lugar. En cuanto al "millón de libras" de compensación, los trabajadores habían dejado claro desde el principio que su protesta no exigía ninguna cifra, sino que se debía a que el sindicato había roto su promesa y no había ofrecido un sólo penique.
Durante cinco días el sindicato mantuvo su postura de que no habría conversaciones mientras los sindicalistas continuaran con la huelga de hambre. Irónicamente el Secretario Regional Irlandés, Jimy Kelly, obstinado en este argumento, olvidaba el hecho de que 27 años antes, como principal organizador en Waterford de la campaña de apoyo a los huelguistas de hambre del Bloque H (en la cárcel), él había sido condenado por Margaret Thatcher con la misma intransigencia.
Con la salud de Madan Gupta y Gordon McNeill visiblemente deteriorada tras tres días de protestas, los dos tuvieron que ser hospitalizados con grave deshidratación y la campaña de apoyo comenzó a despegar. Dos manifestaciones a la hora de comer, organizados por el Partido Socialista en la Cámara de Transportes atrajeron a delegados y activistas sindicales de muchos lugares de trabajo, así como a miembros del Partido Socialista y de las Juventudes Socialistas. También fueron organizados por el Partido Socialista grupos de presión en las oficinas sindicales de Dublín y Londres. Durante la semana, decenas de trabajadores se unieron a la protesta para ofrecer apoyo, muchos de ellos con historias de similares de "traiciones" de los dirigentes sindicales.
El viernes a la hora del té cuando el éxodo de la hora punta había comenzado y los delegados sindicales estaban preparados para un fin de semana en la acera, recibieron una carta de los abogados del sindicato indicando que éste se había echado atrás y que aceptaba sus principales demandas. Fundamentalmente, se garantizaba por escrito que los costes legales se pagarían y que el recurso sería financiado en su totalidad. La negociación para que esto fuera resuelto tendría lugar el 30 de abril como fecha límite.
Los delegados sindicales recogieron y fueron al hospital para recibir la necesaria atención médica, con la esperanza de que su lucha para lograr justicia por parte de su sindicato hubiera terminado.
Seis años de larga batalla
Estos seis años de larga batalla comenzaron cuando los trabajadores de seguridad del aeropuerto presionaron al reacio oficial de la T&GWU[1], Joe McCusker, para organizar votación sobre la organización de una huelga. Pedían que su sueldo de 5.50 libras por hora se incrementara hasta 6 libras para igualarlos al pago de los cargadores del aeropuerto.
Con un 99% de los votos a favor de la huelga, empezaron una serie de protestas de un día de duración. La suspensión de las acciones para permitir las negociaciones se terminó cuando se hizo manifiesto que el ICTS sólo quería ganar tiempo y que no estaban dispuestos a ofrecer una oferta decente. Cuándo la huelga se reanudó el 14 de mayo las cosas empezaron a ir terriblemente mal. Los huelguistas fueron abordados por los dirigentes del ICTS quienes les advirtieron que debido a que su acción era ilegal, serían despedidos. En aquel momento, Joe McCusker desapareció. Los reiterados intentos de los delegados sindicales de encontrarle durante los siguientes dos días y medio fueron totalmente infructuosos.
Los dirigentes del ICTS no tuvieron sin embargo las mismas dificultades. Dos días después de la huelga, fueron capaces de tener una reunión secreta con McCusker en un hotel cercano al aeropuerto dónde se les entregó una carta repudiando la acción. El ICTS despidió entonces a la mitad de los huelguistas, asegurándose que todos los delegados sindicales estaban en la lista negra.
Antes de esta huelga se había producido una muy cordial relación entre el sindicato, la dirección del aeropuerto y de varias compañías, como la ICTS, que trabajaban allí. A los delegados sindicales del ICTS les molestó esto. Por lo que el sindicato actuó en connivencia con el ICTS y el aeropuerto para deshacerse de ellos.
Esto es lo que está en el trasfondo de los seis años de disputa entre los delegados sindicales y el sindicato. Lo que ocurrió durante la huelga del 2002 no puede atribuirse a unos funcionarios "renegados". Los entonces dirigentes del sindicato, incluyendo al Secretario General, Bill Morris, también argumentaron que la huelga era ilegal. Luego trataron de encubrir lo que había ocurrido.
Tampoco pueden los actuales líderes autoabsolverse de la responsabilidad colocando toda la culpa en sus predecesores. Después de la huelga, Tony Woodley, que se preparaba para suceder a Bill Morris, se encontró con los trabajadores del aeropuerto y les aseguró que bajo su liderazgo, el sindicato les respaldaría plenamente en su lucha con el ICTS y el aeropuerto.
Pero resultaron ser palabras vacías. En junio del 2003, Tony Woodley trató de presionar a los trabajadores despedidos para que aceptaran el trato que él había negociado con la ICTS. Esto ofrecía una miseria de indemnización y aceptó la victimización de los delegados sindicales y de muchos de los trabajadores despedidos.
Tony Woodley insistió en que los trabajadores no estaban de acuerdo con la legalidad y que se trataba de una "buena oferta" que deberían aceptar. Unánimente los trabajadores despedidos decidieron ignorar esta advertencia y rechazar la oferta.
Con esto, el sindicato se lavó de hecho las manos en la disputa, dejando de financiar a los trabajadores y dejándoles solos en la lucha legal contra el ICTS. La petición sobre los costes legales sólo se plantea hoy porque el sindicato rechazó apoyar entonces su acción. Mientras tanto, los delegados sindicales continuaron su campaña para obtener justicia en el sindicato, demandando una explicación completa de lo que ocurrió en el 2002.
Intimidación
Los delegados sindicales han tropezado con el lado oscuro de este tipo de "sindicalismo". Por un lado, hubo intentos de soborno, con ofertas de dinero en efectivo si se iban, y por otro lado se enfrentaron a amenazas de muerte y otros intentos de intimidación.
Los delegados sindicales perseveraron tanto en su acción legal contra el ICTS y en su campaña en busca de justicia por parte del sindicato. Sólo cuándo se ganó el histórico fallo judicial el pasado agosto, el sindicato no tuvo más elección que aparecer para hacer frente a los costes y a las indemnizaciones.
Eso debería haber sido el final. En lugar de ello, el sindicato añadió un triste capítulo a esta desafortunada historia. Renegando de sus promesas, usando a la policía y con su intransigente rechazo a hablar durante la huelga de hambre, han dado a esta historia un final tan innoble como ya lo fue su principio.
Todo esto está muy lejos de eliminar los dignos sentimientos expresados por Jimmy Kelly al comienzo de este año. Sus observaciones, citadas en el Industrial Relations News (23-01-08) bien podría ser un comentario sobre la T&GWU y la gestión de los líderes sindicales de la pelea en el aeropuerto desde el 2002 hasta el momento:
"Mi crítica sería que muchos trabajadores ven a los líderes del sindicato como cercanos a la patronal y al Gobierno y eso afecta a nuestra capacidad de crecer... Necesitamos construir organizaciones sindicales, en lugar de ser blandos con las empresas".
Gordon McNeill, Madan Gupta y Chris Bowyer están plenamente de acuerdo. ¡Qué pena que estos sentimientos no se aplicaran a su lucha!"
Vergonzoso papel de los líderes del SWP
Los líderes de UNITE no son las únicas personas que deberían sentir vergüenza viendo las protestas de los trabajadores aeroportuarios. La dirección del SWP (Partido Socialista de los Trabajadores) debería sentir la misma vergüenza.
Durante la semana de la huelga de hambre, no se vieron a los miembros del SWP en ninguna parte. Esto fue una dura sorpresa porque uno de sus miembros, el Secretario del Sindicato Regional, Jimmy Kelly, fue responsable de la postura intransigente del sindicato.
En lugar de ayudar a construir apoyo para los delegados sindicales, los líderes del SWP, al ser preguntados, dijeron en privado que apoyaban la postura del sindicato.
Tal vez, al darse cuenta de que esta posición no se mantenía en público, se trató de salvar la cara con un comunicado de último minuto, sacado el viernes, pocas horas antes de que el sindicato cediese.
En la superficie de esta posición neutral, llamando a los trabajadores a poner fin a la huelga de hambre y también llamando al sindicato a hablar con ellos está, tristemente para el SWP, la idea de que en una amarga lucha como esta, hay una zona de confortable neutralidad y razonabilidad, lo que es pura abstracción.
En verdad, la afirmación del SWP no es más que un intento de ayudar a la izquierda a tapar las acciones de los líderes sindicales. Escandalosamente, se repite al pie de la letra la errónea información emitida por el sindicato al comienzo de la semana. La declaración fue, "acogemos con satisfacción el hecho de que los actuales líderes de UNITE (los sucesores de ATGWU) estén de acuerdo en comprometerse para hacerse cargo de todos los costes legales del caso de los activistas del aeropuerto."
Por lo tanto el tema de los costes legales se pone con esmero al otro lado al declarar que: "la actual disputa entre los trabajadores y su sindicato se debe al tema de las indemnizaciones"
¿Qué es esto sino una regurgitación de la mancha que figura en las declaraciones del sindicato de que todos los delegados sindicales se mostraron interesados en la indemnización? Como los delegados sindicales repetidamente han señalado antes y durante la huelga de hambre, el tema más importante para ellos era el de los costes legales.
Si como el SWP aseguró, la cuestión jurídica se resolvió, ¿por qué estuvieron el sindicato y los delegados sindicales discutiendo y tratando de arreglar el tema en el momento y después de que la declaración del SWP fuera hecha?
Por supuesto los líderes del sindicato, durante la huelga de hambre dijeron que los costes legales serían pagados, lo mismo que habían estado diciendo desde el septiembre anterior cuando también habían prometido hacer una oferta de indemnización en siete días. La huelga de hambre se produjo porque se falló a la hora de cumplir esos compromisos. Para los líderes sindicales, las promesas verbales, dadas un día y rotas al siguiente, ya no bastan.
Siete meses después y tras cinco días de huelga de hambre, el SWP pidió a los trabajadores que terminaran sus acciones a cambio de más promesas verbales sobre los costes y sin poner nada concreto sobre las indemnizaciones sobre la mesa. En otras palabras, ¡deberían terminar sus protestas por menos de lo que se ofreció en septiembre!
En otras circunstancias, el SWP hubiera denunciado más enérgicamente que el resto la implicación de la policía. ¿Ha cambiado su posición en la actualidad? ¿O justifica el uso de la policía sólo cuando es un miembro del SWP quién hace la llamada?
Solidaridad de Jimmy McGovern
Durante la semana los huelguistas recibieron muchos mensajes de apoyo de toda Gran Bretaña e Irlanda, así como de otros lugares. Un importante ejemplo fue el siguiente mensaje del dramaturgo Jimmy McGovern:
"¿Recordáis la forma en que el TGWU traicionó a los trabajadores portuarios de Liverpool? Apuesto a que se pensó que nunca se volvería a caer tan bajo. Yo también lo hice. Estábamos equivocados. La manera en que el sindicato ha tratado a los trabajadores del aeropuerto de Belfast es una desgracia. Los líderes sindicales deberían morirse de vergüenza." Jimmy McGovern
Gordon McNeill
Tras la suspensión de la huelga de hambre en abril, Gordon McNeill dijo en El Socialista (periódico mensual del Partido Socialista en Irlanda):
"Quiero agradecer a todo la gente de Irlanda, Gran Bretaña y a lo largo del mundo que mandaron mensajes de apoyo a nuestra acción. Especialmente quiero agradecer a mis colegas en el Partido Socialista que estuvieron con nosotros en nuestra pelea. Hemos suspendido nuestra acción hasta el 30 de abril pero seguimos alerta en el caso de que los líderes sindicales no cumplan. Qué lo que hemos hecho sea el comienzo de una lucha para poner nuestro sindicato de nuevo en las manos de sus miembros. Los líderes sindicales deberían ser elegidos y deberían tener los mismos sueldos que sus miembros. Necesitamos líderes responsables, para que los miembros del sindicato nunca más tengan que recurrir a este tipo de acciones drásticas"
Llamada de apoyo
Madan Gupta y Gordon McNeill todavía no se recuperaron de los cinco días de huelga de hambre y no están en condiciones de iniciar otra protesta. Para evitar otra huelga de hambre, hacemos un llamamiento a todos los sindicalistas a inundar las oficinas del sindicato de Belfast, Dublín y Londres con mensajes pidiendo que el sindicato acepte las peticiones de los delegados sindicales.
Los activistas en huelga de hambre están en condiciones críticas
Comunicado de prensa de los trabajadores despedidos en el aeropuerto de Belfast el 19 de mayo del 2008
Comunicado de prensa
La huelga de hambre en el aeropuerto de Belfast es una responsabilidad directa de Tony Woodley, Secretario General del sindicato.
Apoyo del actor Ricky Tomlinson y del dramaturgo Jimmy McGovern.
En los últimos cinco días el delegado sindical del T&G y ex trabajador del aeropuerto Gordon McNeill ha estado en una huelga de hambre y líquido en el techo de la central de T&G en Belfast. La situación de Gordon es ahora crítica y morirá a menos que los líderes del T&G paren esta tragedia.
Trasfondo
La protesta es el resultado de la pasada colaboración del sindicato con los jefes de la ICTS en el aeropuerto de Belfast, que tuvo como resultado el injusto despido de cuatro delegados sindicales y otros 20 trabajadores.
El pasado septiembre, un tribunal laboral de Belfast estimó que estos trabajadores fueron injustamente despedidos y culpó a la dirección y a los líderes locales del T&G de llevarlo a cabo. Los enormes costes legales de más de 200.000 libras han recaído sobre los hombros de los cuatro delegados sindicales mientras que el sindicato rechaza cualquier responsabilidad. El tribunal condenó a la ICTS a pagar los daños, también las más de 200.000 libras, pero esta cifra se ha congelado a la espera de un recurso ante el Tribunal Superior por parte del ICTS.
Debido a estos obstáculos jurídicos, los delegados sindicales se están enfrentando al desalojo de sus casas y a enormes deudas. Los abogados que actuaban para los trabajadores han dicho que no pueden seguir trabajando si no se pagan estos costes. Esto afecta a una serie de temas pero como una señal de buenas intenciones, los delegados sindicales han dicho que si los sindicatos pagan los honorarios pendientes, cancelaran la protesta.
Desafortunadamente los delegados sindicales sienten que no pueden confiar en el sindicato sin ese gesto concreto. En cuatro ocasiones diferentes, el sindicato prometió resolver el conflicto, pero siempre se incumplieron estas promesas.
Esta es una situación extremadamente grave. Gordon ha dado instrucciones de que si es llevado al hospital se negará a su tratamiento como derecho humano. Esto podría terminar con su muerte. Ricky Tomlison (antiguo activista sindical y bien conocido actor) dijo: "Yo estuve de huelga de hambre y me solidarizo plenamente con estos trabajadores".
El dramaturgo Jimmy McGovern envió este mensaje:
"¿Recordáis la forma en que el TGWU traicionó a los trabajadores portuarios de Liverpool? Apuesto a que se pensó que nunca se volvería a caer tan bajo. Yo también lo hice. Estábamos equivocados. La manera en que el sindicato ha tratado a los trabajadores del aeropuerto de Belfast es una desgracia. Los líderes sindicales deberían morirse de vergüenza."
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